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Visita de Lula da Silva a Xi Jinping: mercado brasileño teme una invasión de productos chinos

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El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva realiza su segundo viaje a China durante su tercer mandato, en un momento de intensificación de relaciones comerciales que genera tanto expectativas como preocupaciones en diversos sectores económicos de Brasil. Mientras el gobierno busca ampliar exportaciones aprovechando las sanciones de Trump, crecen los temores sobre una potencial "invasión" de productos chinos y un mayor control de Pekín sobre sectores estratégicos brasileños.

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Oportunidades agrícolas con riesgos para el mercado interno

La delegación brasileña, que incluye unos 400 empresarios (más de 150 del sector agroindustrial), busca firmar 16 acuerdos bilaterales inmediatos, con otros 32 en negociación. El objetivo declarado es diversificar las exportaciones más allá de las materias primas, que actualmente dominan el intercambio: soja (33,4%), petróleo crudo (21,2%) y mineral de hierro (21,1%), representando el 75,6% del volumen total exportado a China.

Sin embargo, expertos advierten que el incremento de exportaciones agrícolas podría afectar el abastecimiento interno. Datos de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) muestran que en los últimos 19 años el área cultivada de arroz disminuyó un 43% y la de frijoles un 32% —alimentos básicos en la dieta brasileña— mientras que el cultivo de soja creció un 108% y el de maíz un 63%, impulsados por la demanda china.

La reciente apertura del mercado chino a la pesca extractiva brasileña también genera inquietud sobre la sostenibilidad de los recursos pesqueros nacionales, ya amenazados por la pesca ilegal.

Récord de importaciones chinas y presión sobre la industria local

El riesgo de una avalancha de productos chinos a precios competitivos se materializa en cifras concretas: en el primer trimestre de 2025, las importaciones desde China alcanzaron un nivel histórico de 19.058 millones de dólares, un aumento del 34,9% respecto al mismo periodo de 2024.

Gino Paulucci Junior, presidente de la Asociación Brasileña de la Industria de Maquinaria y Equipamiento (Abimaq), expresó su preocupación: "China es un importante productor de tractores y aperos agrícolas. Si tienen que tirar algo que está listo o en las fases finales de producción, vendrán aquí".

El sector automotriz ilustra esta tensión. Empresas como GWM y BYD han intensificado la importación de vehículos antes del aumento previsto de aranceles para 2026. BYD incluso ha solicitado formalmente que no se incrementen los impuestos al 35%. Igor Calvet, de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles, calificó estas acciones como "una afrenta y falta de respeto hacia el Estado brasileño", señalando que "Brasil ha perdido cuota de mercado en América Latina en los últimos diez años, pasando del 25% al 13%, mientras China tiene ahora el 25%".

Infraestructura estratégica bajo influencia china

El corredor bioceánico que conectará América Latina con el Pacífico es una pieza clave en las negociaciones. Para China, este corredor resulta crucial para el éxito de su megapuerto de Chancay en Perú, que sin conexión directa con Brasil perdería relevancia estratégica.

Una delegación china visitó recientemente Brasil para explorar inversiones en infraestructuras viarias, ferroviarias y fluviales en la Amazonia, esenciales para este corredor. También se buscan asociaciones en el sector petrolero, con la presidenta de Petrobras, Magda Chambriard, proponiendo "la ampliación de la asociación entre Brasil y China en inversiones de petróleo y gas".

Preocupaciones en el sector espacial y tecnológico

La apertura del sector espacial brasileño a China y a los nuevos miembros del BRICS genera inquietudes sobre monopolio, control tecnológico y espionaje. Brasil trabaja para incluir a estos países en la constelación de satélites de teledetección creada en 2021, donde China ya participa con los satélites GF-6, ZY-3/02 y CBERS-4 (este último junto con Brasil).

Adicionalmente, Brasil negocia con la empresa china SpaceSail la compra de servicios de Internet vía satélite para reemplazar a Starlink de Elon Musk en zonas remotas como la Amazonia, aunque los expertos cuestionan la capacidad de cobertura de SpaceSail con sus actuales 40 satélites.

Desdolarización y riesgos financieros

La decisión de Brasil y China de eliminar el dólar de sus transacciones comerciales representa un paso significativo hacia la desdolarización del comercio internacional. Tatiana Rosito, secretaria del Ministerio de Hacienda brasileño, confirmó a la agencia TASS que "el comercio en monedas locales ya está teniendo lugar" y que "del lado brasileño no hay obstáculos para ello".

Sin embargo, el ex presidente del Banco Central de Brasil, Roberto Campos Neto, advirtió sobre los riesgos de negociar en yuan debido a su limitada convertibilidad y al estricto control del gobierno chino sobre los flujos de capital. La insuficiente infraestructura financiera para apoyar estas transacciones podría aumentar costes y tiempos, restando eficacia al comercio.

China ha mostrado interés en el sistema bancario brasileño, particularmente en el mecanismo de pagos instantáneos Pix. En marzo se firmó un Memorando de Entendimiento entre la Bolsa brasileña (B3) y las bolsas de Shanghai y Shenzhen para permitir la cotización de fondos chinos en Brasil y viceversa.

Mientras Lula declara que "lo que queremos es que el comercio sea justo, equilibrado y que todos puedan vender y comprar con equidad", analistas advierten que la economía china presenta cada vez menos transparencia. Como señala el Wall Street Journal, el gobierno chino "ha dejado de divulgar muchos datos sobre su economía, casi siempre cuando se han tornado negativos", dificultando la comprensión de su situación real.

En este contexto de oportunidades y riesgos, la profundización de la alianza entre Lula y Xi Jinping podría tener consecuencias de largo alcance para la economía brasileña, con sectores que podrían beneficiarse de mayores exportaciones mientras otros enfrentan una competencia intensificada o una dependencia estratégica creciente.