El jurado en el juicio federal por tráfico sexual contra el productor musical Sean “Diddy” Combs notificó este martes que ha alcanzado un veredicto sobre cuatro de los cinco cargos que pesan contra él, pero no logró unanimidad sobre el más grave: conspiración para el crimen organizado.
El juez Arun Subramanian ordenó a los miembros del jurado que continúen deliberando el miércoles, al considerar que dos días —menos de 13 horas de discusiones— es poco tiempo para rendirse en la búsqueda de un consenso.
¿Qué implica el cargo restante?
El delito de conspiración para extorsionar o crimen organizado exige que el jurado determine si Combs dirigía una “empresa delictiva” y si participó en actividades criminales como secuestro, violencia física o incluso incendio provocado. Este cargo conlleva la pena máxima de cadena perpetua, por lo que representa el mayor riesgo legal para el magnate del hip-hop.
Según fuentes judiciales, varios miembros del jurado se mantienen firmes en sus posturas sobre este cargo y han declarado que sus opiniones son "no persuadibles", dificultando la posibilidad de un veredicto unánime.
¿Qué cargos sí tienen veredicto?
El jurado ya ha alcanzado una decisión (aún no revelada públicamente) sobre los siguientes cargos:
- Dos cargos de tráfico sexual
- Dos cargos de transporte para ejercer la prostitución
Estos cargos están relacionados con acusaciones de que Combs organizaba y financiaba vuelos interestatales para mujeres, incluidas parejas sentimentales y trabajadoras sexuales, con fines sexuales. La Ley Mann, violada en estos casos, contempla penas de hasta 10 años por transporte y mínimo 15 años por tráfico sexual.
Momento tenso en la corte
Durante la jornada, Combs se mostró serio al escuchar la nota del jurado. Consultó con su abogado Marc Agnifilo, leyó un documento en silencio, y al salir de la sala intercambió un emotivo gesto con su madre, Janice Combs, a quien le dijo: “Te quiero” y “Estaré bien”, antes de ser escoltado por los alguaciles.
Defensa: “No es crimen organizado, es un estilo de vida”
La defensa del artista, de 55 años, sostiene que su conducta puede haber sido reprochable en el plano personal, pero no constituye delitos federales. Argumentan que el caso intenta criminalizar su estilo de vida swinger y que, en todo caso, se trataría de violencia doméstica, no de crimen organizado o tráfico de personas.
El juicio ha captado la atención nacional por la figura pública del acusado, el peso de las acusaciones, y las implicaciones para los límites del consentimiento, la fama y el poder en la industria del entretenimiento.
Las deliberaciones se reanudarán el miércoles y se espera que en los próximos días se conozca el desenlace completo del caso.