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Un hito en la lucha contra el párkinson: científicos logran visualizar por primera vez las proteínas que lo desencadenan

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Por primera vez, un grupo internacional de investigadores ha conseguido visualizar y cuantificar en tejido cerebral humano los grupos de proteínas vinculados al origen del párkinson, un avance que podría cambiar la forma en que se estudia y combate esta enfermedad neurodegenerativa.

El hallazgo fue logrado por científicos de la Universidad de Cambridge, el University College London, el Instituto Francis Crick y la Politécnica de Montreal, gracias a una innovadora técnica de imágenes que permite ver, contar y comparar los llamados oligómeros de alfa-sinucleína, estructuras diminutas consideradas las verdaderas desencadenantes del deterioro neuronal. Los resultados fueron publicados este miércoles en la revista Nature Biomedical Engineering.

Un paso clave para diagnósticos tempranos

Hasta ahora, los médicos identificaban el párkinson por los cuerpos de Lewy, grandes depósitos de proteína en el cerebro, pero estos aparecen en etapas avanzadas y solo muestran dónde la enfermedad ya se ha manifestado. En cambio, los oligómeros detectados en este estudio son mucho más pequeños —de apenas unos nanómetros— y aparecen en fases tempranas.

“Los cuerpos de Lewy indican dónde estuvo la enfermedad, pero no dónde está ahora. Observar los grupos iniciales nos revela mucho más sobre su desarrollo y cómo podríamos tratarla”, explicó Steven Lee, co-director del estudio en Cambridge.

El equipo comparó muestras cerebrales de personas fallecidas con párkinson y de individuos sanos. Aunque hallaron oligómeros en ambos casos, los cerebros afectados presentaban grupos más grandes, brillantes y numerosos. Además, identificaron una subclase de oligómeros exclusivos de pacientes con párkinson, lo que los convierte en potenciales marcadores tempranos de la enfermedad, posiblemente detectables antes de que aparezcan síntomas.

La enfermedad que más crece

El párkinson es la enfermedad neurológica de más rápido crecimiento en el mundo y la segunda más prevalente después del alzhéimer. Actualmente no existen fármacos que la frenen o detengan, solo tratamientos para aliviar síntomas como temblores o rigidez. Se estima que para 2050 el número de pacientes se duplicará, alcanzando los 25 millones.

“Este método nos ofrece un atlas completo de cambios proteicos en el cerebro y podría aplicarse también al alzhéimer y a la enfermedad de Huntington”, señaló Lucien Weiss, co-director de la investigación en Montreal.

Una aguja en un pajar

Detectar estos diminutos grupos de proteínas ha sido, según los científicos, “como encontrar una aguja en un pajar”. Sin embargo, el avance supone abrir una ventana única para estudiar directamente el cerebro humano y entender mejor los procesos que llevan al daño neuronal.

“La única manera de comprender lo que ocurre en estas enfermedades es estudiando directamente el cerebro humano. Superar esta barrera tecnológica nos permitirá descubrir por qué, dónde y cómo se forman los grupos de proteínas y cómo alteran el entorno cerebral”, concluyó Sonia Gandhi, del Instituto Francis Crick.