Lo que parecía un detalle de protocolo terminó convirtiéndose en el tema más comentado de las fotografías oficiales de la Asamblea General de la ONU: el presidente Donald Trump y la primera dama Melania Trump repiten exactamente la misma pose con distintos mandatarios, en lo que muchos ya llaman una “fotocabina diplomática”.
La fórmula invariable
Pulgar arriba y sonrisa amplia para Trump; mirada serena y postura impecable para Melania. El resultado: retratos casi calcados con líderes tan distintos como el presidente dominicano Luis Abinader y su esposa Raquel Arbaje, o el presidente del Consejo Presidencial de Transición de Haití, Edgard Leblanc Fils (Saint-Cyr), junto a Marie France Saint-Cyr.
En los encuentros, Abinader reiteró la invitación a Trump para la próxima Cumbre de las Américas en Santo Domingo, mientras el liderazgo haitiano habló de reforzar vínculos bilaterales.
Una coreografía diplomática
La misma fórmula se repitió con el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, y con el rey Felipe VI de España. Incluso con el trasfondo solemne de los discursos —Mulino impulsando el Nature Pledge ambiental y Felipe VI pidiendo detener la ofensiva israelí en Gaza—, las fotos parecen salidas de un set de producción cuidadosamente ensayado.
¿Protocolo o marca personal?
El parecido milimétrico de las imágenes sugiere un protocolo rígido, aunque también puede leerse como un intento de proyectar consistencia y control de imagen. Lo cierto es que, en redes sociales, la comparación con una “cabina fotográfica presidencial” ya circula como meme, convirtiendo un gesto diplomático en un inesperado fenómeno viral.
