Un posible acuerdo para poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania podría incluir un “intercambio de tierras”, según reveló el presidente estadounidense Donald Trump. En la práctica, la propuesta supondría concesiones territoriales por parte de Kiev, ya que Ucrania no controla ningún territorio ruso.
La idea choca de frente con el sentir de la sociedad ucraniana. Anton Liagusha, decano de la Facultad de Economía de Kiev, advirtió que presionar para ceder territorio “obligará al pueblo ucraniano a salir a la calle”. Y recordó que, en la historia reciente, la población ha derribado gobiernos y frenado leyes con masivas movilizaciones, como ocurrió en la Revolución de la Dignidad (2014), la Revolución Naranja (2004) y la Revolución sobre el Granito (1991).
Liagusha enfatizó que el presidente no es un monarca y que cualquier decisión debe pasar por el filtro de la sociedad civil, muy activa desde el inicio de la invasión rusa en 2022. “Casi todas las familias han sido afectadas por la guerra, y luchamos no solo contra el agresor, sino por nuestra democracia y por entrar en la Unión Europea”, subrayó.
Las recientes protestas contra un proyecto de ley que debilitaba las instituciones anticorrupción, que terminó siendo retirado por el gobierno de Volodímir Zelenski, confirman que el pueblo está dispuesto a defender su soberanía y sus derechos incluso en plena guerra.
Según Liagusha, países como Estados Unidos y varias naciones europeas no terminan de comprender esta fuerza popular debido a la estabilidad y comodidad en las que viven sus ciudadanos, poco habituados a protestas masivas. “La sociedad civil ucraniana no es solo un grupo de voluntarios: es la verdadera creadora del nuevo Estado ucraniano”, concluyó.
