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Tailandia lanza ataques aéreos contra Camboya

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La histórica disputa fronteriza entre Tailandia y Camboya se ha intensificado drásticamente tras el lanzamiento de ataques aéreos por parte de Tailandia contra posiciones militares en territorio camboyano, alegando una agresión previa con artillería y cohetes. Al menos 11 civiles tailandeses han muerto, entre ellos un niño y un soldado. Los enfrentamientos, que ya se prolongan por cuatro días consecutivos, han dejado decenas de muertos y miles de desplazados.

Ambos países se acusan mutuamente de haber iniciado el fuego, mientras que la comunidad internacional —incluido el presidente de EE.UU., Donald Trump— ha hecho llamados urgentes al diálogo.


Un conflicto con raíces coloniales

La disputa involucra más de 817 km de frontera mal delimitada, arrastrando tensiones desde la época colonial, cuando Francia trazó las primeras líneas fronterizas en 1907 durante su ocupación de Camboya. Aunque los roces han sido recurrentes, el conflicto actual estalló en mayo con un intercambio de fuego mortal, que derivó en sanciones comerciales, cierres fronterizos y rupturas diplomáticas entre ambas naciones.


Clima político frágil en ambos países

En Camboya, el poder sigue bajo la influencia del veterano líder Hun Sen, aunque formalmente gobierna su hijo Hun Manet desde 2023. Analistas creen que el conflicto podría ser un intento de fortalecer la figura del heredero en un país donde el nacionalismo es una herramienta política poderosa.

En Tailandia, la situación es aún más delicada: la primera ministra Paetongtarn Shinawatra ha sido suspendida de sus funciones tras filtrarse una llamada con Hun Sen que causó indignación pública y militar. Su cercanía con Camboya ha minado la credibilidad del Pheu Thai, su partido, que ahora busca una postura más firme para no perder apoyo interno.


El conflicto se agrava: ley marcial y aislamiento diplomático

Tailandia ha declarado la ley marcial en ocho distritos fronterizos y ha expulsado al embajador camboyano. A su vez, Camboya ha retirado su personal diplomático de Bangkok y denuncia una “agresión militar no provocada”. La colocación de minas terrestres, ataques con drones y restricciones al comercio e internet han agravado la situación.


¿Hay espacio para la mediación?

Aunque Camboya ha pedido la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU, Tailandia no reconoce la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia. La ASEAN se mantiene al margen debido a su política de no injerencia.

La única potencia con capacidad real de mediación es China, que mantiene fuertes vínculos económicos con ambos países, aunque está más alineada con Camboya. Su papel como mediador, sin embargo, genera reticencias en Bangkok y en otras capitales del sudeste asiático.


El futuro es incierto

Mientras el primer ministro interino de Tailandia, Phumtham Wechayachai, insiste en que “los combates deben cesar antes de negociar”, los enfrentamientos continúan y la guerra no ha sido declarada formalmente, pero el riesgo de una escalada regional es real.

La comunidad internacional observa con preocupación este conflicto que mezcla viejas heridas coloniales, tensiones políticas internas y el ajedrez geopolítico del sudeste asiático.