Nepal hizo historia este viernes al juramentar a Sushila Karki como primera ministra interina, convirtiéndose en la primera mujer en liderar el gobierno del país. La designación llega después de una semana de violentas protestas que provocaron la caída del gobierno de Khadga Prasad Oli, quien dimitió y huyó de su residencia oficial el martes.
El presidente Ram Chandra Poudel nombró a Karki —ex presidenta de la Corte Suprema y figura respetada por su lucha contra la corrupción— como jefa del Ejecutivo y fijó el 5 de marzo como fecha para las nuevas elecciones legislativas, tras recomendación de la mandataria interina.
De jueza anticorrupción a líder nacional
Karki, única mujer que ha ocupado la presidencia del Supremo (2016-2017), ganó notoriedad por su postura firme contra la corrupción, aunque en 2017 enfrentó un intento fallido de destitución por parte de legisladores que la acusaban de parcialidad. Ese proceso fue ampliamente criticado como un ataque a la independencia judicial.
En su primer día al frente del gobierno, Karki visitó a manifestantes heridos en el Hospital Civil de Katmandú y prometió trabajar por la nación: “Daré todo lo que tengo por este país”, aseguró.
El trasfondo: las protestas de la ‘Generación Z’
Las manifestaciones, conocidas como el “protesta Gen Z”, estallaron el lunes en Katmandú tras la prohibición del uso de redes sociales impuesta por el gobierno. Los jóvenes aprovecharon la movilización para expresar un descontento más amplio contra la corrupción, el desempleo y los privilegios de la élite política.
El malestar también se dirigió contra los llamados “nepo kids”, hijos de dirigentes acusados de ostentar lujos en redes sociales mientras la mayoría de los jóvenes enfrenta dificultades para acceder a empleos.
Una semana de violencia y represión
Durante los disturbios, decenas de miles de manifestantes bloquearon calles, incendiaron edificios gubernamentales —incluido el Parlamento— y atacaron residencias de políticos.
El saldo fue trágico: 51 muertos, en su mayoría manifestantes abatidos por disparos de la policía, además de tres agentes fallecidos. También se reportaron motines en la principal cárcel de Katmandú, donde internos intentaron fugarse tras incendiar celdas y casas de guardias.
Retorno a la calma
El ejército impuso un toque de queda a partir del martes, que limitaba la movilidad de la población a unas pocas horas al día para adquirir víveres. La medida fue levantada este sábado, permitiendo que la rutina regresara progresivamente a la capital y sus alrededores.
Videos difundidos en redes muestran a manifestantes limpiando las calles tras los días de violencia, en un intento por restablecer la normalidad.
Con Karki al frente y elecciones en el horizonte, Nepal abre un nuevo capítulo político tras una de las semanas más convulsas de su historia reciente.