La madrugada se iluminó con explosiones en ciudades de Ucrania y Rusia, marcando una de las ofensivas cruzadas más intensas de las últimas semanas.
En Donetsk, un dron ruso impactó en Druzhkivka: una persona murió, dos resultaron heridas y varias casas quedaron destrozadas. En Sumy, otro ataque alcanzó el edificio de la Administración Militar, mientras que en Dnipropetrovsk, un bombardeo a la estación de Synelnykove obligó a suspender trenes y evacuar a pasajeros en plena noche.
Kiev asegura que Rusia lanzó 100 drones Shahed, de los cuales 70 fueron derribados por la defensa aérea ucraniana.
Pero la respuesta llegó rápido: un dron ucraniano golpeó una refinería en Sarátov, al sur de Rusia, provocando un incendio y explosiones que se extendieron por la zona. Moscú confirma una víctima mortal y viviendas dañadas. El Ministerio de Defensa ruso afirma haber interceptado 121 drones enemigos, ocho de ellos sobre Sarátov.
En tierra, las fuerzas ucranianas recuperaron el control de Bezsalivka, un pequeño pueblo en Sumy, apenas a 30 kilómetros de la línea de fuego donde Rusia sigue empujando hacia la capital regional.
Tensión política al alza
Mientras las sirenas aún sonaban, el presidente Zelenski reafirmó que no aceptará ningún acuerdo que implique ceder territorio. Lo hizo respaldando una declaración europea que pide garantías de seguridad para Ucrania y rechaza que la paz se negocie sin su participación.
La advertencia llega a pocos días de un encuentro clave en Alaska entre Donald Trump y Vladímir Putin. Trump ha insinuado que podría discutir un intercambio territorial, algo que para Kiev sería inaceptable y para Europa, un precedente peligroso.
La Casa Blanca confirmó que la cita será bilateral, aunque no se descarta que más adelante sume un formato trilateral.
