Rusia está aplicando a los niños ucranianos deportados la misma lógica “industrial” que a su complejo militar, según denunciaron funcionarios de Kyiv tras la publicación del más reciente informe del Humanitarian Research Lab (HRL) de la Universidad de Yale.
La investigación documenta un sistema “sin precedentes” de adoctrinamiento y militarización infantil, que desde febrero de 2022 ha llevado a miles de menores ucranianos a por lo menos 210 instalaciones dentro de Rusia y en territorios ocupados. Funcionarios ucranianos advierten que la cifra real podría ser mucho mayor, ya que una vez en suelo ruso es casi imposible rastrear a los niños.
El reporte detalla que en centros como el “All-Russian Children’s Centre Change”, en Krasnodar, niños ucranianos han sido obligados a recibir entrenamiento militar y participar en programas diseñados para apoyar al ejército ruso. Otro ejemplo es el “Snigiri Young Patriot Centre”, inaugurado en 2023 cerca de Moscú con el objetivo explícito de “reeducar” a menores de Ucrania, utilizando incluso recursos de la Administración Presidencial de Rusia.
Las imágenes difundidas muestran a los niños divididos en “pelotones”, manipulando armas, usando máscaras de gas y portando equipo táctico. Según fuentes ucranianas, quienes se resisten a estas prácticas sufren castigos y sus familias son amenazadas con perder la patria potestad.
Kyiv insiste en que el retorno de los niños deportados es una línea roja irrenunciable en cualquier negociación para poner fin a la guerra. En junio, Ucrania entregó a Moscú una lista con más de 300 menores durante conversaciones en Estambul, sin haber recibido respuesta.
“Esta guerra no es solo por territorio, es por nuestra gente. Si nuestros niños no regresan, será una herida abierta imposible de cerrar”, subrayó una fuente diplomática ucraniana.