La noche de los Oscar 2025 dejó claro que el cine sigue siendo un espejo de su tiempo. Anora, la audaz comedia dramática de Sean Baker sobre una stripper neoyorquina que desafía a oligarcas rusos, arrasó con cinco estatuillas, incluyendo Mejor Película y Director. Baker, convertido en el gran triunfador, usó su momento para lanzar un SOS por las salas de cine: "Perdimos 1.000 pantallas este año. Si queremos salvar esta magia, lleven a sus hijos a ver películas en una butaca, no en el sofá".


En acting, sorprendió Mikey Madison, de 25 años, al llevarse el Oscar a Mejor Actriz por su papel en Anora, superando a favoritas como Demi Moore. Pero el momento más emotivo lo protagonizó Zoe Saldaña. Ganadora como Mejor Actriz de Reparto por Emilia Pérez, subió al escenario con un discurso en español que resonó como un manifiesto: "Soy hija de inmigrantes dominicanos. Este premio es por los que luchan con dignidad, incluso cuando les cierran las puertas". A su lado, Penélope Cruz, al entregar Mejor Película Extranjera, reforzó el mensaje con un sencillo "buenas noches" en castellano, gesto mínimo pero simbólico bajo un gobierno que ahora prioriza el inglés.

La política coló en otros rincones. Al recoger el Oscar al Mejor Documental por No Other Land, el palestino Basel Adra y el israelí Yuval Abraham unieron voces: "La libertad de Gaza y la seguridad de Israel no son opuestas. Basta de bombas y de odio". Guy Pearce, nominado por The Brutalist, llevó un pin de Free Palestine, mientras Daryl Hannah gritó "¡Slava Ukraini!" antes de anunciar Mejor Montaje. Hasta Conan O’Brien, el conductor, soltó una broma ácida: "En Anora dicen ‘joder’ 479 veces… tres más que el equipo de Karla Sofía Gascón tras los tuits racistas".

Hablando de Gascón: la actriz trans española, ausente en la alfombra, fue víctima indirecta de las políticas de Trump. Para entrar a EE.UU., tuvo que registrarse como hombre, un episodio que Hunter Schafer (Euforia) denunció en redes. Su caso contrastó con el de Adrien Brody, ganador de Mejor Actor por The Brutalist, quien dedicó su premio a su madre, sobreviviente de la Revolución Húngara: "El cine debe recordar los horrores del pasado para no repetirlos".

Entre nostalgia y provocación, hubo espacio para lo inesperado: Kieran Culkin (Succession), premiado como Mejor Actor Secundario, bromeó con pedirle a su esposa "un cuarto hijo" tras ganar, y Halle Berry y Brody revivieron su icónico beso de 2003. Pero más allá de los memes, la ceremonia dejó un sabor ambivalente: celebrando la diversidad con Saldaña y Cruz, pero esquivando nombres incómodos (como Trump, ausente en discursos pese al trasfondo de sus políticas). Un Hollywood en tensión, entre el espectáculo y la urgencia de un mundo en llamas.

