Economía

República Dominicana anuncia potencial de 100 millones de toneladas de tierras raras

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En un anuncio que podría redefinir su rol en el mapa geopolítico y económico, el presidente Luis Abinader reveló que estudios preliminares apuntan a la existencia de 100 millones de toneladas de tierras raras en suelo dominicano. El dato, aún por confirmar en los próximos meses, surge en un momento clave: Estados Unidos, representado por el secretario de Estado Marco Rubio, busca aliados para romper la dependencia de China en minerales críticos para la tecnología del futuro.

Durante una conferencia junto a Rubio en Santo Domingo, Abinader destacó el optimismo de los hallazgos iniciales: «Lo que hemos visto hasta ahora es significativo. En dos o tres meses tendremos cifras exactas, pero el camino ya está claro». Las tierras raras —esenciales para fabricar desde smartphones hasta misiles y vehículos eléctricos— son hoy dominadas por Beijing, que controla el 80% del mercado global.

Rubio, con la mira puesta en este vacío estratégico, no ocultó el interés de Washington: «Un aliado en nuestro hemisferio con acceso a estos recursos es una ventaja para todos. Apoyaremos técnicamente a República Dominicana para que explote su potencial de manera sostenible». La declaración refleja una carrera silenciosa: EE.UU. intenta tejer una red de proveedores confiables ante el pulso tecnológico con China.

El plan dominicano: una empresa estatal y transparencia
Para garantizar que el beneficio no se evapore, el gobierno ya creó una compañía pública que liderará la explotación de estos yacimientos. «El mercado principal está en EE.UU., pero queremos asegurar que los recursos se manejen con transparencia y responsabilidad», explicó Abinader. El modelo busca evitar los errores de otros países, donde la minería ha generado conflictos ambientales y sociales.

Aunque el entusiasmo es palpable, expertos advierten desafíos: la extracción de tierras raras requiere tecnología avanzada y altos estándares ecológicos. «No es solo excavar. Es procesar minerales con métodos que China ya domina, y hacerlo sin dañar ecosistemas», señaló un analista del sector.

Una apuesta por el futuro
Si las estimaciones se confirman, República Dominicana no solo diversificaría una economía hoy centrada en turismo y agricultura, sino que se convertiría en un eslabón vital para industrias globales. Para Rubio, el caso es paradigmático: «Estos minerales definirán el siglo XXI. Trabajar con socios como este es invertir en seguridad y progreso».

Mientras tanto, Abinader mira más allá: «Esto no es solo vender recursos. Es construir capacidad técnica, atraer inversión y situarnos donde el mundo avanza». Con el reloj geopolítico en marcha, el país tiene ahora una oportunidad —y un desafío— para transformar piedras en progreso.