A partir de este viernes, solo médicos de medicina interna, endocrinología y nutrición, pediatría y medicina general y de familia podrán recetar en Portugal medicamentos de la familia GLP-1 —como Ozempic, Wegovy o Mounjaro— y sensores de glucosa. La medida busca frenar el uso indebido y la falta de abastecimiento provocada por su popularidad para perder peso.
Aunque Ozempic solo está autorizado para diabetes tipo 2, su uso para adelgazar se ha disparado, generando una demanda récord: en los primeros cuatro meses de 2025 los portugueses gastaron 21 millones de euros en estos fármacos. Algo similar ocurre con los sensores de glucosa, muy solicitados por deportistas, influencers e incluso para animales.
El Ministerio de Sanidad argumenta que el decreto pretende “garantizar el acceso a quienes realmente los necesitan” y frenar el mercado negro y las falsificaciones. El presidente de la Sociedad Portuguesa de Diabetología, João Raposo, respalda la medida aunque duda de su eficacia y advierte que “la salud no puede estar sometida a las leyes del mercado”.
