Durante el servicio interreligioso de investidura, la reverenda Mariann Budde, obispa episcopal de Washington, dirigió un llamado directo al presidente Donald Trump, pidiéndole misericordia para la comunidad LGBTQ+ y los trabajadores inmigrantes sin documentos. Budde recordó que Trump ha dicho que fue salvado por Dios de un asesinato y le pidió que, en nombre de ese Dios amoroso, tuviera compasión por las personas asustadas en el país.
Esta petición surge en un contexto en el que el gobierno de Trump ya ha emitido órdenes ejecutivas que han revocado los derechos de las personas transgénero y endurecido las políticas de inmigración.
La influencia de Trump en los derechos LGBTQ+
Tras regresar a la Casa Blanca, Trump fue cuestionado sobre el sermón y, en tono de indiferencia, respondió: "No fue muy emocionante, ¿verdad? No creo que haya sido un buen servicio. Pudieron haberlo hecho mucho mejor".
El servicio interreligioso incluyó más de una decena de oradores, representando diversas religiones, como el judaísmo, islam, budismo e hinduismo. Sin embargo, una ausencia notable fueron los líderes evangélicos conservadores, quienes son algunos de los principales seguidores de Trump.