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Muere Violeta Chamorro, la primera mujer presidenta de América

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San José, Costa Rica. – Violeta Barrios de Chamorro, quien hizo historia al convertirse en la primera mujer en presidir Nicaragua y en derrotar democráticamente al sandinismo en 1990, falleció este sábado a los 95 años, según confirmó su familia.

“Doña Violeta falleció en paz, rodeada del cariño y el amor de sus hijos y de las personas que le brindaron un cuidado extraordinario, y ahora se encuentra en la paz del Señor”, informó su hijo, el periodista Carlos F. Chamorro, a través de un comunicado publicado en su cuenta oficial de X (antes Twitter). La exmandataria murió en Costa Rica, tras varios años de padecer una enfermedad degenerativa.

Su partida cierra un capítulo clave de la historia contemporánea de Nicaragua, marcado por la lucha por la democracia, la reconciliación y la dignidad nacional.

De ama de casa a presidenta

Violeta Chamorro fue lanzada a la vida pública tras el asesinato de su esposo, Pedro Joaquín Chamorro, director del diario La Prensa y férreo opositor del dictador Anastasio Somoza. Su asesinato, en 1978, encendió la chispa final que aceleró el colapso del régimen somocista.

Pese a no tener experiencia política, Chamorro asumió la dirección del periódico y, más adelante, integró la Junta de Reconstrucción Nacional tras la caída de Somoza en 1979. Sin embargo, renunció pocos meses después, decepcionada por el giro autoritario del gobierno sandinista, alineado con Cuba y la entonces Unión Soviética.

La Prensa se convirtió entonces en el bastión de la oposición al sandinismo, y Violeta Chamorro en un símbolo de resistencia civil, a pesar del acoso y censura constantes.

La histórica victoria de 1990

En 1990, una coalición de 14 partidos —desde conservadores hasta ex revolucionarios— la propuso como candidata presidencial. Contra todo pronóstico, Chamorro derrotó a Daniel Ortega, entonces presidente en funciones, con una campaña centrada en la reconciliación nacional, el fin de la guerra civil y la promesa de paz.

“Traigo la enseña del amor”, proclamó. “El odio solo nos ha traído guerra y hambre. Con amor vendrán la paz y el progreso”.

Su victoria representó el fin de una guerra que dejó más de 30,000 muertos y dio paso al desarme de los “contras”, una fuerza insurgente financiada por Estados Unidos para enfrentar al sandinismo.

Una transición compleja

El mandato de Chamorro (1990–1997) fue uno de los más desafiantes del continente: recibió un país devastado por la guerra, una economía colapsada, hiperinflación superior al 7,000 % y un aparato estatal dominado aún por el sandinismo.

Durante su gobierno enfrentó múltiples huelgas, tensiones con el Ejército —aún bajo el mando de Humberto Ortega, hermano de Daniel Ortega— y una frágil gobernabilidad. No obstante, logró completar su mandato y entregar el poder pacíficamente, un hito para la joven democracia nicaragüense.

Legado y retiro de la vida pública

Tras dejar el cargo, Chamorro se retiró de la política activa, aunque fundó la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, dedicada a la promoción de la libertad de prensa, la educación y la lucha contra la pobreza.

En 2011, su familia informó que padecía un tumor cerebral. Desde entonces vivió alejada de la vida pública. Su hija Cristiana Chamorro, periodista y activista, también ha sido perseguida por el actual régimen de Daniel Ortega.

Reacciones

La noticia de su fallecimiento ha generado muestras de respeto en toda la región. El expresidente de Costa Rica y Nobel de la Paz, Óscar Arias, la describió como “una mujer a la que la historia le encargó reconciliar a su pueblo”.

Chamorro deja un legado de coraje cívico, reconciliación y resistencia frente a las dictaduras de izquierda y derecha. Fue la primera mujer electa presidenta en América Latina sin ser heredera de un caudillo, y la única en derrotar democráticamente a Daniel Ortega.