En un gesto que mezcla diplomacia y desafío, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva anunció este martes que envió una carta formal a su homólogo estadounidense, Donald Trump, invitándolo a participar en la Conferencia Climática de la ONU (COP30), prevista para noviembre en la ciudad amazónica de Belém.
«No sé si ya me ha contestado, pero espero que lo haga. Contesto cada carta que recibo. Espero que algún día pueda reunirme con el presidente Donald Trump y hablar como dos seres humanos civilizados sobre cómo debería ser la relación entre dos jefes de Estado», declaró Lula en una entrevista a un medio local.
La invitación llega en un momento de tensión diplomática. La semana pasada, el mandatario brasileño aseguró que estaría dispuesto a debatir con Trump exclusivamente sobre asuntos climáticos, descartando el comercio debido a la postura del expresidente estadounidense. «Si no viene, será porque no quiere, pero no por falta de delicadeza, encanto o democracia», ironizó Lula.
El trasfondo es una creciente disputa económica: la entrada en vigor de aranceles del 50 % impuestos por Trump a las exportaciones brasileñas, la cancelación de un encuentro entre el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, y funcionarios del Departamento del Tesoro de EE.UU., y las denuncias de Brasilia sobre presiones de un “lobby internacional” promovido por «fuerzas de la extrema derecha» brasileña.
Brasil ha respondido cerrando filas con Pekín, Nueva Delhi y Moscú, además de presentar una demanda ante la Organización Mundial del Comercio contra Washington por violar compromisos esenciales del organismo. Se espera que este miércoles Lula firme la medida provisional Brasil Soberano, destinada a amortiguar el impacto económico de los aranceles estadounidenses.
La COP30 podría ser, si Trump acepta, el escenario de un encuentro cargado de tensiones políticas, diferencias ideológicas y un telón de fondo marcado por la guerra comercial.