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La sátira política en EE.UU. bajo presión: Trump vs. la comedia televisiva

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La tensión entre la Casa Blanca y los medios de comunicación ha escalado en las últimas semanas, con el humor político como blanco principal. Desde la cancelación del Late Show de Stephen Colbert hasta los ataques contra Joy Behar de The View, pasando por el regreso de South Park con una burla directa a Donald Trump, el mensaje parece claro: bromear con el presidente puede tener consecuencias.

El estreno de la temporada 27 de South Park, tras dos años de ausencia, causó polémica al retratar a un presidente Trump desnudo, en la cama, suplicando sexo a Satanás. A diferencia del resto de los personajes, Trump aparece con una fotografía real de su rostro sobre un cuerpo animado, y sus genitales son visibles en cinco ocasiones. La Casa Blanca reaccionó con dureza.

“El programa no ha sido relevante en más de 20 años y ahora se aferra a ideas poco inspiradas para llamar la atención”, declaró Taylor Rogers, portavoz oficial. “El presidente Trump ha cumplido más promesas en seis meses que cualquier otro en la historia. Ningún show de cuarta categoría podrá frenar su impulso.”

Durante la Comic-Con de San Diego, el co-creador Trey Parker ofreció una irónica disculpa: “Lo sentimos muchísimo”, dijo, con expresión inexpresiva. Más tarde reveló que el equipo de producción había discutido con la cadena sobre si censurar o no las partes íntimas del personaje: “Dijeron ‘vamos a difuminar el pene’. Yo dije: ‘No, no van a difuminar el pene’”.

El episodio también ridiculiza el acuerdo de 16 millones de dólares entre Paramount (propietaria de South Park) y Trump, tras una demanda contra el programa 60 Minutes de CBS. Trump alegaba que la entrevista a Kamala Harris fue editada para favorecerla.

Stephen Colbert también criticó ese pago, calificándolo como un “soborno millonario”. Días después, Paramount Global anunció la cancelación de su programa. Aunque la empresa sostiene que se trata de una decisión financiera en medio de la reestructuración del horario nocturno, la coincidencia ha despertado sospechas. Trump celebró la noticia en Truth Social: “Me encanta que Colbert haya sido despedido”.

Jon Stewart, desde The Daily Show, criticó la medida y sugirió que Paramount intenta no molestar a Trump mientras negocia una fusión de 8.000 millones de dólares con Skydance Media, sujeta a la aprobación de la Comisión Federal de Comunicaciones, ahora influenciada por aliados del expresidente.

A esto se suma el reciente enfrentamiento con Joy Behar, quien en The View ironizó que Trump está celoso de Barack Obama porque “es todo lo que él no es: delgado, inteligente, guapo, felizmente casado y puede cantar mejor que Al Green”. La respuesta oficial no tardó: “Joy Behar es una perdedora irrelevante”, dijo la Casa Blanca a Fox News, acusándola de “Síndrome de Enajenación de Trump” y sugiriendo que su programa podría ser el próximo en desaparecer.

Mientras la comedia nocturna, los programas de opinión y la sátira animada se convierten en campo de batalla, la creciente reacción oficial sugiere una Casa Blanca cada vez menos tolerante a la crítica, incluso cuando viene envuelta en humor. Pero, como recordó South Park, hay límites que no piensan censurar. Ni siquiera los más explícitos.