Irán ejecutó este miércoles a dos hombres en casos separados, uno por espiar para el Mossad y otro por vínculos con el grupo Estado Islámico (EI), según informaron medios estatales.
Uno de los ejecutados, Rouzbeh Vadi, fue acusado de entregar información clasificada al servicio de inteligencia israelí. Según la agencia judicial Mizan, Vadi reveló datos sobre un científico nuclear iraní que murió en los recientes ataques aéreos de Israel contra objetivos en Irán. Aunque no se reveló el nombre del científico ni los detalles de la detención de Vadi, se indicó que el acusado trabajaba en una entidad “sensible” del Estado y se reunió cinco veces con agentes del Mossad en Viena.
En paralelo, Mehdi Asgharzadeh, supuesto miembro del Estado Islámico, también fue ejecutado. Las autoridades lo acusaron de haber recibido entrenamiento militar en Siria e Irak y de haber ingresado a Irán con otros cuatro miembros del EI, quienes murieron en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad iraníes.
Ambas ejecuciones fueron ratificadas por el Tribunal Supremo iraní, según los medios estatales, que aseguran que se siguieron los procedimientos legales correspondientes.
Ejecuciones en aumento
Con estas dos nuevas ejecuciones, ya suman al menos siete personas ahorcadas recientemente por espiar para Israel, en un contexto marcado por el conflicto militar entre ambos países. Israel reconoció en junio haber llevado a cabo ataques selectivos en Irán que provocaron la muerte de 14 físicos e ingenieros ligados a su programa nuclear.
El ritmo de ejecuciones en Irán también genera creciente alarma internacional: el país registró al menos 901 ejecuciones en 2024, según cifras del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, la mayor cantidad desde 2015. Amnistía Internacional ha denunciado que casi 700 personas ya han sido ejecutadas en lo que va de 2025, e instó al régimen iraní a imponer una moratoria inmediata a la pena capital.