La violencia en Haití, lejos de ceder, sigue cobrando vidas incluso bajo el despliegue de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (avalada por la ONU y liderada por Kenia). Este miércoles, la Policía Nacional (PNH) informó que varios integrantes de la banda Kraze baryè —dirigida por el temido Vitelhomme Innocent— fueron abatidos durante un enfrentamiento en Petion-ville, zona de la capital. Aunque no se precisó el número de muertos, las autoridades aseguraron haber decomisado un arma y reiteraron su «determinación» para «restablecer la paz» en un país donde el 85 % de Puerto Príncipe está bajo control de grupos armados.
El operativo ocurre en un contexto de indignación nacional: el martes, Lebelt Macenat, un estudiante del Centro de Estudios Diplomáticos e Internacionales (CEDI), murió por una bala perdida que impactó su cabeza mientras estaba en clase. El Consejo Presidencial de Transición, liderado por Leslie Voltaire, calificó el hecho de «incalificable» y prometió un combate «implacable» contra las bandas. Por su parte, la institución educativa suspendió actividades esta semana, declarándose «aterrada» ante la tragedia.
Cifras que alarman: récord de muertes y desplazados
Según la ONU, en 2024 las bandas han asesinado a 5.626 personas (un 22 % más que en 2023), herido a 2.213 y secuestrado a 1.494. A esto se suma un éxodo masivo: más de un millón de haitianos —la mitad niños— han huido de sus hogares, según la OIM, triplicando las cifras de 2023.
Pese a los 1.000 efectivos internacionales en terreno desde junio, la misión keniana no logra frenar el caos. Gangs como Kraze baryè operan con impunidad, usando tácticas como secuestros masivos y control de rutas para financiarse. «La seguridad es una ilusión aquí», lamentó un residente de Puerto Príncipe bajo condición de anonimato.
¿Hay esperanzas?
Mientras el Consejo de Transición promete una «reducción drástica» de la inseguridad, analistas advierten que sin desarme efectivo y justicia, el ciclo continuará. «La misión internacional debe priorizar proteger civiles, no solo enfrentar pandillas», subrayó un informe local.
Haití, atrapado entre balas y promesas, clama por soluciones que aún parecen lejanas.