El presidente de EE. UU., Donald Trump, y el líder ruso, Vladímir Putin, se verán este viernes 15 de agosto en la base militar de Elmendorf-Richardson, en Alaska, para una reunión cargada de simbolismo y tensiones. El objetivo declarado: avanzar hacia un alto el fuego en Ucrania. El gran ausente: el presidente ucranio Volodímir Zelenski.
Lo esencial:
- Trump promete presionar a Moscú para negociar la paz, pero deja abierta la puerta a que Kiev ceda territorios.
- Cientos protestan en Anchorage contra la presencia de Putin y en apoyo a Ucrania.
- El presidente estadounidense advierte de sanciones a Rusia si no hay avances, aunque reconoce un 25% de posibilidades de que la reunión no sirva para nada.
La Casa Blanca ha querido rebajar expectativas: este será solo un primer contacto, con la verdadera negociación —según Trump— prevista para un eventual encuentro entre Putin y Zelenski. Pero en Europa y Kiev crece el temor de que la reunión sirva para legitimar a Putin sin concesiones y presionar a Ucrania a aceptar un reparto territorial.
Un simbolismo incómodo
La elección de Alaska no es casual: Moscú la vendió a Washington en 1867, y Putin no pisa suelo estadounidense desde 2007. La imagen de ambos líderes en territorio de EE. UU. supondrá para el Kremlin un triunfo diplomático tras casi cuatro años de aislamiento internacional.
El punto crítico: las fronteras
Putin exige la anexión total de las cuatro provincias que ocupa parcialmente, el bloqueo del ingreso de Ucrania en la OTAN y el levantamiento de sanciones. Zelenski, por su parte, rechaza cualquier cesión territorial, prohibida por la Constitución ucrania.
Intereses cruzados
Expertos advierten que el mejor escenario para Rusia sería “neutralizar” a EE. UU. en el conflicto, mientras que el más favorable para Kiev sería que no se llegara a ningún acuerdo en Alaska. Trump, por su parte, busca un resultado tangible que impulse su campaña para el Nobel de la Paz, aunque sus amenazas de sanciones contra Moscú aún no se han materializado.
La cita empezará a las 11:30 hora local. Primero, conversación a solas con traductores; luego, reunión ampliada con sus equipos. El desenlace, sea cual sea, marcará un capítulo clave para la guerra… y para la política internacional.