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Google Maps renombra el Golfo de México cediendo a los decretos de Trump

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Ciudad de México / Washington D.C. — Google Maps modificará en su plataforma estadounidense el nombre del Golfo de México por "Golfo de América" y revertirá el nombre del pico Denali —el más alto de Norteamérica— a Monte McKinley, siguiendo órdenes ejecutivas firmadas por Donald Trump en 2017. La decisión, confirmada este lunes por un portavoz de la empresa, ha desatado críticas de México y grupos indígenas de Alaska, además de reavivar tensiones históricas sobre la designación de territorios.

La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, anunció que enviará una carta formal a Google para rechazar el cambio. «El Golfo de México es parte de nuestra identidad geográfica e histórica», declaró, y cuestionó irónicamente: «Si vamos a renombrar, ¿por qué no llamar a Estados Unidos "América mexicana"?», aludiendo a un mapamundi del siglo XVII que usaba esa denominación para la región.

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Política vs. historia
Los cambios responden a decretos de Trump firmados en 2017, que revirtieron acciones de su predecesor, Barack Obama. En 2015, Obama restituyó el nombre indígena Denali —utilizado por siglos por comunidades nativas de Alaska— en lugar de Monte McKinley, un homenaje al presidente William McKinley (1897-1901) impuesto en 1917. Trump también ordenó renombrar el Golfo de México, argumentando su relevancia económica para EE.UU. en petróleo, pesca y turismo.

Google explicó que ajusta sus mapas según las actualizaciones del Sistema de Información de Nombres Geográficos (GNIS), la base de datos oficial del gobierno estadounidense. «Los usuarios fuera de EE.UU. verán ambos nombres, como hacemos con lugares en disputa», aclaró la compañía. La Guardia Costera y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ya adoptaron el nuevo nombre en comunicados oficiales.

Reacciones y consecuencias
La medida ha sido rechazada por líderes indígenas en Alaska, quienes defienden Denali como un reconocimiento a su herencia cultural. En México, el gobierno considera el cambio una afrenta diplomática, aunque expertos señalan que no altera los tratados bilaterales. «Es un gesto simbólico, pero refleja cómo la política interna de EE.UU. puede impactar la percepción global», analizó un geógrafo de la UNAM.

Mientras el GNIS prepara la actualización, el debate subraya la tensión entre identidad histórica, soberanía y los algoritmos que trazan —y renombran— el mundo desde una pantalla.

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