Estados Unidos ha elevado la presión diplomática sobre España al exigirle la cancelación inmediata de un contrato adjudicado a la compañía china Huawei, valorado en 12,3 millones de euros, destinado al almacenamiento de escuchas judiciales. Según la Administración Trump, este acuerdo podría comprometer la seguridad nacional y la de sus aliados en la OTAN.
El Gobierno de Pedro Sánchez tiene hasta el 31 de agosto para rescindir el contrato o se enfrentará a una drástica reducción en el intercambio de información de inteligencia, un golpe que pondría en riesgo la cooperación en materia de seguridad frente a amenazas como el terrorismo o los ciberataques.
La advertencia fue emitida por Tulsi Gabbard, directora de Inteligencia Nacional de EE.UU., quien ha abierto una investigación formal para evaluar el riesgo que estos acuerdos suponen para la red de defensa aliada. Washington recuerda que España alberga dos bases militares estadounidenses clave —Rota (Cádiz) y Morón (Sevilla)— y alerta de que las leyes chinas podrían obligar a Huawei a colaborar con Pekín, facilitando el acceso del Partido Comunista a información altamente sensible.
Reacciones en cadena: críticas internas y preocupación en Bruselas
El Partido Popular ha acusado al Ejecutivo de poner en peligro la seguridad de España y sus socios estratégicos, solicitando la comparecencia urgente de los ministros de Justicia, Exteriores, Defensa e Interior en el Congreso y el Senado.
La Comisión Europea, por su parte, ha reiterado que los Estados miembros deberían restringir o excluir a Huawei de sus redes 5G por los riesgos para la ciberseguridad. Thomas Regnier, portavoz de Soberanía Tecnológica de la Comisión, advirtió que una respuesta lenta expone a toda la UE a un “riesgo claro”, aunque evitó señalar directamente a España.
Mientras países como Alemania, Reino Unido o Suecia ya han vetado formalmente a Huawei, España se ha limitado a afirmar que cumple las recomendaciones comunitarias, evitando un enfrentamiento abierto con China.
Un conflicto que amenaza la relación bilateral
Este ultimátum llega en un momento delicado para las relaciones entre Madrid y Washington, ya deterioradas por las discrepancias en el gasto en Defensa dentro de la OTAN y las fricciones derivadas de la guerra comercial. La advertencia estadounidense podría convertirse en un punto de inflexión, comprometiendo la colaboración en inteligencia justo cuando el tablero geopolítico exige alianzas sólidas y respuestas coordinadas ante amenazas globales.