España enfrenta este verano uno de los episodios de incendios forestales más devastadores de su historia reciente, con más de 100.000 hectáreas calcinadas y múltiples focos activos en todo el país.
La situación más grave se registra en León, donde el fuego ha destruido unas 38.000 hectáreas —el mayor incendio jamás documentado en España— y obligado a evacuar a más de 8.000 personas de unas 30 localidades. El viento cambiante y las altas temperaturas complican las labores de extinción, que ya han dejado al menos dos muertos y 14 heridos, varios de ellos graves.
En otras comunidades, la tensión es máxima:
- Galicia y Zamora: más de 13.000 hectáreas quemadas en Orense y nueve pueblos desalojados; cortes intermitentes de la línea ferroviaria Madrid–Galicia.
- Valencia: incendio en Teresa de Cofrentes tras un rayo; evacuaciones preventivas en pedanías.
- Extremadura: fuego en Jarilla avanza hacia Cabezabellosa, con 1.200 hectáreas afectadas.
- Asturias y Toledo: diez incendios activos y despliegue de la UME.
- Andalucía: estabilización del incendio en Tarifa, aunque la sierra quedó arrasada.



La magnitud de la emergencia ha motivado el envío de dos aviones cisterna Canadair de la Unión Europea, con capacidad de 5.500 litros cada uno, y el despliegue de bomberos internacionales. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, subrayó que todas las comunidades mantienen la competencia de gestión, pero garantizó el apoyo total del Estado.
Mientras la ayuda internacional llega, miles de españoles permanecen fuera de sus casas y colaboran con medios improvisados para frenar unas llamas que, de momento, no dan tregua.