En un encuentro con los jueces del Tribunal de la Rota Romana durante la inauguración del año judicial, el Papa Francisco conmemoró los 10 años de la reforma impulsada por los documentos Mitis Iudex Dominus Iesus y Mitis et Misericors Iesus, que transformaron los procesos de nulidad matrimonial en la Iglesia. El pontífice reiteró que el corazón de esta reforma —surgida tras el Sínodo extraordinario de 2014— es la “salvación de las almas”, priorizando agilidad, gratuidad y acceso pastoral para quienes buscan claridad sobre su situación sacramental.
Claves de la reforma:
- Proceso abreviado (processus brevior): Los obispos pueden resolver casos de nulidad “manifiesta” sin trámites prolongados. Francisco lamentó que muchos fieles aún desconozcan esta vía y pidió a los obispos difundirla como “remedio a situaciones de necesidad”.
- Gratuidad: Subrayó que los procedimientos deben ser gratuitos para reflejar “el amor de Cristo”, eliminando barreras económicas que alejen a los más vulnerables.
- Rol central del obispo: Como garante de la “proximidad pastoral”, el obispo debe velar por la eficiencia de los tribunales y actuar como juez en casos evidentes, asegurando que la justicia eclesiástica “no oprima con la oscuridad de la duda”.
El Papa recordó que la reforma no busca facilitar anulaciones, sino ofrecer respuestas rápidas a quienes viven “experiencias matrimoniales infelices”. Citando a Benedicto XVI, enfatizó que “el fin del proceso no es complicar la vida, sino servir a la verdad”. “Para muchos, verificar la validez del matrimonio no es un trámite, sino una posibilidad de sanar y reencontrarse con la fe”, afirmó.

Equilibrio entre doctrina y misericordia:
Francisco pidió a los jueces ejercer prudencia, justicia y caridad, evitando “exacerbar el espíritu contestatario” de los fieles. “Su trabajo es un servicio para purificar relaciones y restaurar la paz en las conciencias”, dijo, recordando que la indisolubilidad matrimonial es una “promesa divina”, pero discernir su validez contribuye a la “cultura de la indisolubilidad” en la Iglesia.
En el marco del Año Jubilar, el pontífice destacó que los tribunales deben integrarse en la pastoral diocesana, asegurando que los fieles encuentren “luz sobre su condición personal”. “No defrauden la esperanza de quienes buscan reintegrarse a la vida sacramental: es una tarea de gran belleza restablecer vínculos desde la verdad”, concluyó, bendiciendo a los jueces.