La Administración de Donald Trump anunció una ofensiva inédita en materia migratoria: la revisión de los visados de hasta 55 millones de personas con documentos válidos en Estados Unidos, con el fin de detectar posibles irregularidades que podrían derivar en la revocación de permisos y en procesos de deportación.
Según el Departamento de Estado, todos los titulares de visado —incluidos turistas, trabajadores temporales y estudiantes— estarán sujetos a una “investigación continua”. El procedimiento abarcará tanto su historial de entrada y permanencia en el país, como sus antecedentes judiciales y su actividad en redes sociales.
El Gobierno precisó que los principales indicadores de inelegibilidad serán:
- Estancia más allá del tiempo permitido.
- Actividades delictivas.
- Amenazas a la seguridad pública.
- Vínculos con grupos terroristas.
Las autoridades advirtieron que, incluso con visado vigente, cualquier persona podrá perder de manera repentina su autorización de permanencia si se detecta incumplimiento de los requisitos.
En un acto en Washington el pasado 21 de agosto, Trump defendió la medida frente a efectivos de las fuerzas del orden y de la Guardia Nacional, asegurando que “ningún extranjero que viole nuestras leyes debería sentirse intocable en suelo estadounidense”.
De los estudiantes a la revisión masiva
La política representa una expansión significativa respecto a controles previos, que se enfocaban principalmente en estudiantes vinculados —según la Administración— a actividades “pro-Palestina” o “antiisraelíes”. El Gobierno ha acusado a algunas universidades y activistas de promover “antisemitismo” y “apoyo al terrorismo”, acusaciones que los estudiantes han rechazado tajantemente.
De acuerdo con cifras oficiales, desde el regreso de Trump a la Casa Blanca más de 6.000 visados de estudiante han sido revocados por diversas infracciones: desde permanencia irregular hasta delitos como agresiones o conducción bajo los efectos de alcohol y drogas. Alrededor de 200 a 300 casos estarían relacionados con presunto apoyo a organizaciones terroristas, según la Casa Blanca.
La nueva directriz supone que, a partir de ahora, todos los titulares de visados, sin excepción, quedan expuestos a un escrutinio más severo que podría desembocar en deportaciones inmediatas.