Estados Unidos ha firmado acuerdos comerciales con Vietnam e Indonesia que imponen aranceles reducidos solo a productos de origen local, pero castigan con tasas más altas las mercancías que provengan de terceros países, especialmente China. Washington busca frenar el transbordo de productos chinos a través de estos países, práctica que considera una forma de evasión de sus tarifas.
El nuevo pacto con Indonesia, anunciado por el presidente Donald Trump, reduce los aranceles del 32 % al 19 %, pero impone un recargo si se detecta que el país actúa como puerto intermedio de bienes chinos. Lo mismo se estableció en el reciente acuerdo con Vietnam, donde se aplicará un 40 % de arancel a productos de origen dudoso.
Malasia también ha sido señalada, y en respuesta, ha emitido regulaciones más estrictas para el control de exportaciones de chips de IA. Estados Unidos sospecha que Kuala Lumpur facilita el paso de tecnología estadounidense a China.
Expertos advierten que, si EE. UU. insiste en excluir a China de las cadenas regionales de suministro, las negociaciones podrían complicarse. Pekín sigue siendo un socio comercial clave para muchos países asiáticos. Sin embargo, con el fin de la actual tregua arancelaria programada para el 1 de agosto, otras naciones como Tailandia e India ya buscan acuerdos similares para limitar el impacto de los nuevos gravámenes.