El Congreso de Estados Unidos aprobó un paquete de recortes presupuestarios por un monto estimado de 9,000 millones de dólares, impulsado por la administración del presidente Donald Trump. Entre las medidas más controversiales figura la eliminación de más de 1,000 millones de dólares en fondos federales destinados a la Corporación de Radiodifusión Pública (CPB), entidad que financia a NPR y PBS.
Este recorte representa un golpe significativo para los medios públicos, especialmente para las emisoras de radio y televisión locales, muchas de las cuales brindan servicios informativos, educativos y culturales en comunidades rurales, pequeñas o indígenas.
La CPB, que subsidia a más de 1,500 estaciones afiliadas en todo el país, advirtió que al menos un centenar de emisoras podría cerrar sus operaciones como resultado de la reducción de recursos. Según un análisis de la firma especializada Public Media Company, citado por The New York Times, la medida compromete seriamente la viabilidad de muchas estaciones locales.
“El impacto será mayor en zonas donde las alternativas informativas y educativas ya son escasas. Esto debilita el acceso equitativo a medios confiables”, advirtió Patricia Harrison, directora ejecutiva de la CPB.
Además de los cierres potenciales, numerosas estaciones podrían perder acceso a la programación nacional de NPR y PBS, lo que afectaría su capacidad para ofrecer contenido de calidad a sus audiencias.
El recorte fue aprobado por la Cámara de Representantes, con mayoría republicana, y ha generado inquietud en organizaciones defensoras del acceso público a la información, la diversidad cultural y la educación cívica. Voces críticas acusan al gobierno de Trump de promover un debilitamiento sistemático de los medios públicos como parte de una política más amplia que también incluye reducciones significativas en ayuda exterior y programas de desarrollo comunitario.