El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, respondió en la red social X a los cuestionamientos de organismos internacionales por su reelección con una defensa frontal, afirmando que el 90% de los países desarrollados permiten la reelección indefinida y que la crítica a su gobierno refleja un doble rasero internacional.
En sus palabras:
"Si hiciéramos lo mismo que Reino Unido o España, las críticas seguirían. Porque el problema no es el sistema, sino que un país pobre se atreva a actuar como un país soberano."
Bukele fue reelegido en 2024 con el 85% de los votos, consolidando un control casi total de los poderes del Estado. Asegura no estar preocupado por ser llamado “dictador”, y sostiene que la verdadera molestia internacional es que El Salvador ya no sigue órdenes externas.
Sin embargo, organizaciones como Amnistía Internacional, Human Rights Watch (HRW) y WOLA han calificado su reelección como un "golpe mortal" a la democracia, señalando la manipulación constitucional y el deterioro del Estado de derecho.
Aunque es popular por su “guerra contra las pandillas” iniciada en 2022 —que ha reducido drásticamente la violencia—, esta política se basa en un régimen de excepción que permite arrestos masivos sin orden judicial y ha restringido múltiples libertades civiles.
En paralelo, se reporta una ola de exilios de periodistas, activistas y defensores de derechos humanos, tras detenciones y presiones crecientes del Estado.
