Mientras Bad Bunny acaparaba miradas en la primera fila de la Semana de la Moda de Nueva York, su hermano menor, Bernie Martínez Ocasio, conquistaba la pasarela. Con un caminar seguro y mirada imperturbable, el modelo de 23 años deslumbró en el desfile Otoño/Invierno 2025 de Campillo, marcando su segundo hito en la industria tras su debut en París con Willy Chavarría en enero.
De las primeras filas a la pasarela
Bernie no llegó de improviso. Su ascenso es metódico: tras acompañar a su hermano —el consagrado Benito Antonio Martínez— en eventos como el desfile de Calvin Klein (7 de febrero), donde ambos destacaron por su estilo sincronizado y genética compartida, el joven demostró que su talento trasciende el apellido. «No busca ser una estrella mediática, pero su presencia impone», comenta un productor del evento bajo anonimato.

Más que un «hermano de»: construcción de marca
Con cada paso en la pasarela, Bernie desdibuja la etiqueta de «familia de». En enero, en París, ya había llamado la atención con su perfil angular y porte sereno. Ahora, en NYFW, su colaboración con Campillo —marca conocida por fusionar vanguardia y tradición— refuerza su nicho: un estilo minimalista con toques urbanos, resonante con la estética que Bad Bunny popularizó en videos como «Yo visto así», donde Bernie apareció en 2021.
Raíces y referentes: de Puerto Rico al mundo
Los Martínez Ocasio son un clan unido. Hijos de Lysaurie Ocasio, exmaestra de inglés, y Tito Martínez, camionero retirado, crecieron en Vega Baja (Puerto Rico) en un hogar católico de clase trabajadora. «Éramos una familia normal, hablábamos de las cuentas por pagar o los vecinos», recordó Bad Bunny en The New York Times (2020). Esa herencia de esfuerzo —la madre inculcó disciplina, el padre resiliencia— hoy se traduce en ambición: Benito domina la música; Bernie, las pasarelas.

El futuro: ¿un Jenner en ciernes?
Comparado con el ascenso de Kendall Jenner —quien pasó de reality shows a desfiles de Victoria’s Secret—, Bernie evita el circo mediático. Su estrategia es silenciosa pero contundente: colaboraciones selectivas, imagen pulida y cero declaraciones polémicas. ¿Meta? Seguir los pasos de modelos como Alton Mason, que trascendieron etiquetas raciales o familiares.
Mientras Bad Bunny rompe récords en Spotify, Bernie negocia contratos con marcas europeas. Su ventaja: el ojo de diseñadores como Raúl López (fundador de Luar), quien valora su «versatilidad para encarnar lo urbano y lo sofisticado».

Un legado familiar de esfuerzo
Los Martínez Ocasio no nacieron en la élite, pero forjaron su camino. Lysaurie, devota católica, llevaba a Benito a misa donde, según The Fader, descubrió su pasión por el performance. Hoy, mientras Benito redefine el reggaetón global, Bernie —sin agentes estridentes ni escándalos— escribe su propio manual: éxito sin estridencias.