Tailandia y Camboya han alcanzado un acuerdo de alto el fuego inmediato e incondicional, tras cinco días de enfrentamientos en su disputada frontera, que han dejado al menos 35 muertos y más de 260,000 desplazados.
El anuncio fue realizado este lunes por el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, quien ha ejercido como mediador en la crisis. Como parte del acuerdo, ambos países convocarán una reunión entre comandantes regionales este martes 29 de julio.
El conflicto comenzó el pasado jueves, cuando cinco soldados tailandeses resultaron heridos por la explosión de una mina terrestre. Desde entonces, las partes se han culpado mutuamente de haber iniciado las hostilidades. Las tensiones llevaron a la retirada de embajadores y al deterioro de las relaciones diplomáticas.
La comunidad internacional ha intensificado sus llamados al cese de la violencia. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió que suspendería los acuerdos comerciales con ambos países si no se detenían los combates.
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) también expresó su preocupación por la situación, instando a una solución pacífica. El conflicto representa una inusual confrontación militar abierta entre dos Estados miembros del bloque regional.
El impacto humanitario es significativo: más de 139,000 personas han sido desplazadas en Tailandia y 79,000 en Camboya. Muchas familias permanecen en refugios temporales, esperando poder regresar a sus hogares.