Tras los comicios federales que sacudieron Alemania, la presión recae sobre Friedrich Merz, líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y próximo canciller, para formar un gobierno estable que enfrente crisis internas y un escenario internacional volátil. Con prioridades como la seguridad europea, la economía y la migración —esta última agudizada por ataques recientes—, Merz inicia negociaciones con los socialdemócratas (SPD) en busca de una coalición que evite la parálisis.
Transatlántico en vilo: Trump y el fantasma de Ucrania
La reelección de Donald Trump en EE.UU. fracturó la anterior coalición semáforo (SPD, Verdes y liberales), dejando en duda el apoyo alemán a Ucrania mientras Washington y Moscú exploran acuerdos bilaterales. "Merz anticipa tensiones con Trump, que podría priorizar sus intereses sobre la OTAN", señala Rafael Loss, experto del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. Europa teme quedar expuesta ante una Rusia hostil y una política energética incierta, mientras Berlín debate aumentar el gasto en defensa y reintroducir el servicio militar.
Europa: ¿Reinicio o aislamiento?
Las relaciones con Francia y Polonia, tensas bajo el ex canciller Olaf Scholz, podrían mejorar con Merz. "Un gobierno de CDU-SPD podría reactivar la cooperación, pero no será fácil: Merz buscará alianzas ad hoc en temas clave como energía o seguridad", explica Loss. Sin embargo, la UE exige más que gestos: ante los desafíos de Rusia, China y EE.UU., Alemania debe liderar con inversiones estratégicas y cohesión política.
Defensa: ¿De dónde saldrán los billones?
El aumento del gasto militar —promesa clave de Merz— choca con la realidad fiscal. "La coalición semáforo colapsó por este tema. La nueva alianza necesitará recortes, deuda y reformas constitucionales", advierte Loss. El objetivo: movilizar cientos de miles de millones para modernizar ejército e infraestructuras críticas, un rompecabezas que exigirá pactos incluso con Verdes e Izquierda, críticos en política exterior.
Malestar interno: auge de la ultraderecha y crisis social
El récord de la ultraderecha (AfD, 20%) refleja el descontento con partidos tradicionales, especialmente en el este, donde el deterioro de escuelas y servicios públicos alimenta la frustración. La inflación energética y el costo de vida agravan la crisis. "El próximo gobierno debe invertir urgentemente en infraestructura y cohesión social", subraya Loss. La AfD capitaliza este malestar, desafiando al sistema con retórica antiinmigración y euroescéptica.
¿Coalición estable o nueva fragmentación?
Una alianza CDU-SPD ("negra-roja") podría aportar estabilidad, pero requerirá negociar con otros partidos para reformas constitucionales o fondos especiales. "La polarización exige pragmatismo: sin acuerdos con Verdes o Izquierda, Berlín no podrá afrontar los retos", sentencia Loss. En juego está no solo el futuro de Alemania, sino su papel como eje de una Europa bajo asedio geopolítico.