Los mercados financieros reaccionaron con fuertes caídas en el sector automotriz después de que el presidente estadounidense Donald Trump anunciara la imposición de aranceles del 25% a los vehículos ligeros importados y sus componentes. Esta decisión, que representa una disrupción significativa en la cadena de suministro global del sector, ha provocado una volatilización de decenas de miles de millones de dólares en capitalización bursátil en apenas un día.
Impacto inmediato en los mercados globales
Las acciones de los principales fabricantes estadounidenses sufrieron descensos pronunciados tras conocerse los detalles de la medida. General Motors, que ya había caído más de un 3% durante la sesión regular, retrocedió cerca de otro 7% en las operaciones fuera del horario habitual. Ford, que había mostrado mayor resistencia durante la jornada, cedió aproximadamente un 5% en las transacciones posteriores al cierre. Stellantis acumuló una caída del 7% en el conjunto de la sesión.
Sorprendentemente, incluso Tesla —compañía que en principio podría beneficiarse de estas medidas proteccionistas— no escapó a la tendencia bajista, con un descenso del 5,58% durante la sesión regular que se amplió tras el cierre de los mercados.
El impacto se extendió rápidamente a los mercados asiáticos, donde los principales fabricantes japoneses —Toyota, Honda, Nissan y Mazda— experimentaron caídas de entre el 3% y el 5% en la apertura del jueves. Las surcoreanas Hyundai y Kia también iniciaron la sesión a la baja con descensos en torno al 3%. Las compañías europeas del sector ya venían sufriendo presión vendedora en sus cotizaciones desde que comenzaron a circular los rumores sobre estas medidas.
Alcance y detalles de las medidas arancelarias
Según la Casa Blanca, el arancel del 25% se aplicará a una amplia gama de vehículos de pasajeros importados (sedanes, SUV, crossovers, minivans, furgonetas de carga) y camiones ligeros. También afectará a componentes críticos como motores, transmisiones, piezas del tren motriz y componentes eléctricos, con la posibilidad de extenderse a piezas adicionales si las autoridades lo consideran necesario.
Para los importadores bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), existe una disposición que les permitirá certificar su contenido estadounidense, aplicándose el arancel del 25% únicamente al valor del contenido no estadounidense. Las piezas que cumplan con los requisitos del T-MEC permanecerán libres de aranceles hasta que el secretario de Comercio, en consulta con la Oficina de Aduanas, establezca un proceso para aplicar gravámenes a su contenido no estadounidense.
La administración Trump espera recaudar aproximadamente 100.000 millones de dólares con estos aranceles, lo que representaría el mayor incremento impositivo aprobado por un presidente estadounidense en tiempos recientes.
Reacciones divididas en la industria
Las reacciones dentro del sector automotriz han sido marcadamente divergentes. Jennifer Safavian, presidenta y CEO de Autos Drive America —asociación que representa a fabricantes extranjeros con inversiones en Estados Unidos— criticó duramente la medida: "Los aranceles impuestos hoy harán que sea más caro producir y vender automóviles en Estados Unidos, lo que en última instancia conducirá a precios más altos, menos opciones para los consumidores y menos puestos de trabajo en la industria manufacturera estadounidense".
En contraste, el presidente del sindicato United Auto Workers, Shawn Fain, respaldó enfáticamente la decisión: "Aplaudimos a la Administración Trump por dar un paso adelante para poner fin al desastre del libre comercio que ha devastado a las comunidades de clase trabajadora durante décadas".
Tensiones internacionales y posibles represalias
La medida ha generado fuertes tensiones con los socios comerciales de Estados Unidos, particularmente con Canadá. El primer ministro canadiense, Mark Carney, calificó los aranceles como un "ataque directo" a su país y advirtió sobre el riesgo de una recesión económica como consecuencia del proteccionismo estadounidense.
El primer ministro de Ontario, Doug Ford, líder de la provincia que alberga la mayor parte de la industria automovilística canadiense, fue más contundente al asegurar que las represalias están prácticamente garantizadas: "Vamos a asegurarnos de infligir el mayor daño posible al pueblo estadounidense sin causar daño a la población canadiense".
Contexto económico y perspectivas
Esta escalada proteccionista se produce en un momento de creciente incertidumbre económica. La confianza de los consumidores estadounidenses ha caído significativamente según una encuesta reciente de The Conference Board, mientras que la Reserva Federal ha rebajado sus previsiones de crecimiento y elevado las de inflación.
Los fabricantes estadounidenses ya venían sufriendo los efectos de los aranceles a la importación de acero y aluminio, a lo que podrían sumarse próximamente impuestos a la importación de microprocesadores, componentes fundamentales en la fabricación de automóviles modernos.
El presidente Trump ha anunciado que la mayor ofensiva de su guerra comercial está programada para el 2 de abril, cuando implementará lo que denomina "aranceles recíprocos". "Vamos a hacerlo en todos los países y vamos a ser muy indulgentes", declaró Trump, aunque su credibilidad en materia comercial ha sido cuestionada tras una serie de medidas erráticas y declaraciones contradictorias.
Los analistas coinciden en que estas medidas proteccionistas, lejos de fortalecer la industria estadounidense, podrían desencadenar una espiral de represalias comerciales con consecuencias negativas para la economía global en un momento particularmente vulnerable.