Primero fue Stephen Colbert. Ahora, Jimmy Kimmel. La cadena ABC, propiedad de Disney, anunció la suspensión indefinida de Jimmy Kimmel Live! después de que el comediante hiciera comentarios considerados “ofensivos e insensibles” sobre el activista conservador Charlie Kirk, asesinado la semana pasada.
La decisión, celebrada públicamente por Donald Trump, ha desatado una tormenta política y mediática en Estados Unidos. Para muchos, se trata de un acto de censura sin precedentes en la televisión nacional.
Durante su programa del lunes, Kimmel criticó la reacción de los republicanos ante el asesinato de Kirk, acusando a Trump y a sus aliados de “capitalizar la tragedia” y afirmando que el presidente reaccionó “como un niño de cuatro años que pierde un pez dorado”. También cuestionó el izado de banderas a media asta en honor al líder de Turning Point USA, recordando que su discurso nunca fue del todo compatible con la libertad de expresión que defendía.
Poco después, ABC confirmó la retirada inmediata del programa, mientras el operador Nexstar señaló que los comentarios “no reflejan los valores de las comunidades locales” y eran “inapropiados en un momento crítico del debate político”.
La suspensión ha generado un efecto dominó de protestas:
- El gobernador de California, Gavin Newsom, denunció un ataque directo a la libertad de expresión: “No es casualidad. Es coordinado. Y es peligroso”.
- Líderes demócratas como Chuck Schumer, Cory Booker y Adam Schiff alertaron que se trata de una erosión del Primer Enmienda y un precedente grave contra la prensa y los medios.
- Figuras mediáticas como Chris Hayes (MSNBC) y Don Lemon calificaron la medida de “el ataque más descarado contra la libertad de expresión” y “puro miedo disfrazado de moralidad”.
Trump, por su parte, celebró la suspensión en Truth Social, donde escribió: “Felicidades a ABC. Kimmel no tiene talento”.
La controversia se suma a la reciente cancelación del programa de Colbert y a las demandas impulsadas por la Casa Blanca contra medios como The New York Times y Wall Street Journal, que críticos ven como parte de una escalada contra la prensa crítica y los comediantes.
Para el presentador de The Daily Show Michael Kosta, el caso marca un punto de inflexión: “Este es un momento serio en la historia de Estados Unidos. Las cadenas de TV deben resistir. Esto es inaceptable”.