El ministro de Interior de Venezuela, Diosdado Cabello, desmintió este viernes la existencia del llamado "Cártel de los Soles", calificándolo como una "narrativa del imperialismo" impulsada por Estados Unidos para justificar su presencia militar en el Caribe. La afirmación se produce en medio de un despliegue naval y aéreo estadounidense cerca de las aguas venezolanas, argumentado como una medida para combatir el narcotráfico.
Postura venezolana: negación y crítica a los operativos militares
Durante un congreso transmitido por Globovisión, Cabello aseguró:
"De repente desempolvaron una cosa que llaman ellos el Cártel de los Soles, que jamás y nunca han podido comprobar porque no existe".
El alto funcionario criticó los ataques realizados por EE.UU. en aguas internacionales, que han dejado más de 66 fallecidos según reportes:
"El método es que se procesa, se investiga, se detiene, se presentan a los culpables y se presenta la droga incautada, no la ejecución sumaria de personas que vayan en una lancha".
Contexto de la presencia militar estadounidense
En los últimos dos meses, el Departamento de Guerra de EE.UU. ha informado sobre operativos contra 20 embarcaciones en el Caribe, supuestamente vinculadas al narcotráfico. El gobierno de Nicolás Maduro denuncia que estas acciones forman parte de un plan más amplio para propiciar un "cambio de régimen" y controlar los recursos naturales venezolanos, especialmente el petróleo.
¿Qué es el "Cártel de los Soles" según EE.UU.?
Estados Unidos describe al "Cártel de los Soles" como una organización criminal integrada por altos funcionarios del gobierno venezolano y militares (el nombre alude a las insignias doradas que portan los generales). Las investigaciones de la DEA se oficializaron en marzo de 2020, durante el primer mandato de Donald Trump.
En un escalamiento de la presión internacional, Washington aumentó a 50 millones de dólares la recompensa por información que lleve a la captura de Maduro, acusado de liderar esta presunta estructura de narcotráfico.
La situación refleja el punto muerto en las relaciones bilaterales, donde las acusaciones de narcotráfico se entrelazan con una disputa geopolítica que mantiene en vilo la estabilidad regional.