Los ministros de Defensa de la OTAN se reúnen este miércoles en un intento por revitalizar el deteriorado apoyo militar a Ucrania, en un contexto donde los envíos de armas han caído un 43% durante los últimos meses y persisten tensiones sobre las restricciones al uso de equipos occidentales.
El encuentro se produce mientras Rusia intensifica sus ataques contra la infraestructura energética ucraniana en vísperas del invierno, y en medio de crecientes incursiones de drones y violaciones del espacio aéreo aliado que han llevado a la Alianza a desplegar tres misiones de defensa aérea en su flanco oriental.
Datos del Instituto Kiel de Alemania revelan que la ayuda militar occidental a Ucrania disminuyó significativamente en julio y agosto, pese a la creación del mecanismo PURL —un fondo que ya ha recaudado 2.000 millones de dólares— mediante el cual países como Dinamarca, Países Bajos, Noruega y Suecia adquieren armamento estadounidense para Kiev.
Sin embargo, la distribución de cargas sigue siendo desigual: Italia y España mantienen contribuciones limitadas, mientras Francia se abstiene de participar en el programa PURL por preferir fortalecer la industria europea de defensa. Un diplomático de la OTAN advirtió que si Ucrania cae, "el gasto en Defensa será muy superior al 5% del PIB".
La reunión también abordará la propuesta de flexibilizar las restricciones operativas para los cazas estacionados en fronteras orientales, actualmente limitados por normas de enfrentamiento que, según el general Alex Grynkewich, reducen su efectividad. La Alianza busca establecer un escudo aéreo unificado ante lo que los líderes europeos califican como una "guerra híbrida" impulsada por el Kremlin.