El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) de la Organización Mundial de la Salud ha confirmado la directa relación entre el consumo de alcohol y el desarrollo de al menos siete tipos de cáncer, tras documentar más de 111.000 nuevos casos atribuibles a esta causa solo en la Unión Europea durante 2020.
Clasificado como carcinógeno desde 1988, el alcohol demostró su vínculo con cánceres de boca, faringe, laringe, esófago, hígado, colorrectal y mama femenina. Los investigadores explican que el etanol y su metabolito acetaldehído dañan el ADN mediante estrés oxidativo, alteran el microbioma intestinal y modifican los niveles hormonales.
La directora del CIIC, doctora Elisabete Weiderpass, afirmó que el estudio "establece sin lugar a dudas" que las políticas públicas reducen el consumo de alcohol y, consecuentemente, el riesgo de cáncer. La institución recomienda implementar impuestos más elevados, precios mínimos, restricciones de marketing y límites a la disponibilidad.
Cifras globales revelan que el alcohol provocó aproximadamente 741.000 nuevos casos de cáncer en 2020, con un impacto económico estimado en 4.580 millones de euros solo en costes por muertes prematuras en 2018. Expertos subrayan que incluso el consumo moderado —menos de dos bebidas diarias— contribuyó significativamente a la estadística.