La histórica marca francesa Perrier enfrenta una crisis de credibilidad tras revelarse que parte de su producción habría sido tratada con métodos prohibidos para el agua mineral natural. Según una investigación de Le Monde y Radio France, al menos un tercio del agua embotellada en Francia pasó por filtración con luz ultravioleta, carbón activado o micromallas ultrafinas, prácticas que —aunque no representan un riesgo para la salud— rompen con la imagen de pureza que justifica su alto precio frente al agua del grifo.
El caso se complica con acusaciones de que ejecutivos y ministros franceses habrían encubierto informes de contaminación y modificado normas para permitir la microfiltración. El Gobierno ha pedido a la Comisión Europea aclarar qué nivel de este proceso puede aplicarse sin perder la denominación de “agua mineral natural”.
En 2024, Perrier destruyó tres millones de botellas por impurezas, pero asegura que cualquier problema se detecta rápidamente y niega que los contaminantes alcancen los acuíferos. La empresa también afirma que la UE no prohíbe explícitamente la microfiltración, siempre que no altere la composición mineral del agua.