La Organización Mundial de la Salud (OMS) exhortó a los países a incrementar significativamente los llamados impuestos sobre el pecado —aplicados al tabaco, el alcohol y las bebidas azucaradas— como estrategia para combatir las enfermedades no transmisibles y reforzar la financiación de los sistemas sanitarios.
El organismo propone elevar estos impuestos al menos un 50% en la próxima década, con el potencial de evitar hasta 50 millones de muertes prematuras en 50 años y generar un billón de dólares en ingresos públicos en los próximos diez años.
Según la OMS, estas sustancias están directamente relacionadas con enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y otras dolencias crónicas que representan el 75% de las muertes a nivel mundial. Solo el tabaco causa más de siete millones de fallecimientos cada año.
Actualmente, el porcentaje del impuesto en el precio de un paquete de cigarrillos ronda el 67% en países ricos y el 57% en países de menores ingresos. La OMS recomienda establecer una tasa mínima del 75%.
Aunque hay evidencia de que estos impuestos reducen el consumo, experiencias como la de los Países Bajos muestran que algunos consumidores buscan alternativas más baratas en países vecinos. No obstante, el impuesto al azúcar en Reino Unido llevó a la reformulación de bebidas y a una disminución considerable en el consumo de azúcar por parte de los niños.
La OMS considera que estos impuestos pueden ser clave para compensar la reducción de ayuda internacional al desarrollo y responder al aumento de enfermedades crónicas y la presión sobre los sistemas de salud.