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Ataques israelíes a instalaciones nucleares en Irán suponen riesgo sanitario y ambiental, advierte la OMS

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A medida que escala el conflicto entre Israel e Irán, los recientes bombardeos a instalaciones nucleares iraníes han despertado preocupación internacional por sus posibles consecuencias en la salud pública y el medio ambiente regional.

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó que hasta el momento no se han detectado fugas de radiación tras los ataques israelíes iniciados el pasado viernes, que han causado la muerte de cientos de personas en Irán. Sin embargo, tanto el OIEA como la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierten que el riesgo persiste.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, expresó este martes su alarma ante “los ataques contra instalaciones nucleares, que pueden tener repercusiones inmediatas y a largo plazo sobre la salud de la población de Irán y de toda la región”.

Riesgo nuclear controlado, pero latente

Israel ha dirigido ataques a tres centros nucleares clave: Natanz, Isfahán y Fordow. Estas instalaciones albergan centrifugadoras utilizadas para enriquecer uranio, proceso que puede tener fines civiles o, potencialmente, militares. El OIEA confirmó que la única central nuclear comercial de Irán, la planta de Bushehr, no ha sido blanco de ataques ni ha resultado afectada.

El director general del OIEA, Rafael Mariano Grossi, advirtió en una reunión de emergencia que en Natanz se detectó “contaminación radiológica y química” dentro de la instalación subterránea. Según Grossi, podrían haberse liberado isótopos de uranio, lo que implica un riesgo significativo si son inhalados o ingeridos, al tratarse de partículas alfa. Los posibles efectos para la salud incluyen daños a riñones, pulmones, huesos y un aumento del riesgo de cáncer.

Precauciones y monitoreo

Grossi destacó que, aunque el riesgo dentro de las instalaciones es real, no se han registrado variaciones en los niveles de radiación en el entorno, lo que sugiere que no hay, hasta el momento, impacto radiológico externo.

En Isfahán, otra instalación afectada por los ataques, se reportaron daños en cuatro edificios, incluida una planta de conversión de uranio, sin evidencia de fuga radiactiva en los alrededores.

Autoridades israelíes han señalado que sus operaciones buscan minimizar los riesgos para la población civil, aunque expertos advierten que todo ataque a infraestructura nuclear conlleva altos niveles de peligro, incluso si se planifican con precisión militar.