Un nuevo estudio publicado en Nature Human Behaviour sugiere que tanto la genética como el entorno influyen profundamente en la salud mental, pero con un matiz importante: los genes también determinan cómo reaccionamos a nuestras experiencias de vida.
Los investigadores analizaron datos de casi 22,000 gemelos idénticos de 11 estudios internacionales, en el mayor esfuerzo hasta la fecha para comprender cómo interactúan el ADN y las experiencias personales. Al estudiar gemelos con el mismo código genético, observaron que aquellos con mayor sensibilidad genética al entorno desarrollaban rasgos psicológicos distintos, dependiendo de sus vivencias. En cambio, los menos sensibles tendían a ser más similares entre sí.
Los hallazgos más relevantes:
- Genes vinculados al crecimiento se asociaron con rasgos autistas.
- Genes relacionados con la reactividad al estrés, con la depresión.
- Genes que regulan hormonas del estrés, con experiencias psicóticas.
Según la genetista Thalia Eley, del King’s College de Londres, esto explica por qué algunas personas prosperan en contextos favorables, mientras otras sufren más en entornos difíciles. La salud mental depende de una compleja interacción entre lo que heredamos y lo que vivimos.