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En Santorini persiste una fuerte caída turística

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Por primera vez desde la pandemia del coronavirus, Santorini —la isla más popular de Grecia— enfrenta una notable caída en su tráfico turístico. Las famosas callejuelas de Fira lucen inusualmente vacías durante el verano, un cambio que muchos atribuyen a la reciente actividad sísmica registrada a inicios de año, lo que ha generado temor entre los viajeros internacionales.

Las cifras reflejan claramente esta tendencia. Según Yannis Paraschis, presidente de la Asociación de Empresas Turísticas Griegas (SETE), las plazas de avión hacia la isla han disminuido un 26% en lo que va del año, y se estima que la pérdida total ronde entre el 10 y el 15%. Sin embargo, Antonis Pagoni, presidente de los hoteleros de Santorini, advierte que la caída real de visitantes podría alcanzar hasta un 30%, lo que tendría un fuerte impacto en la economía nacional, ya que Santorini representa el 10% del turismo total en Grecia.

Ofertas de última hora y turistas más austeros

Para mitigar el impacto, los hoteleros han comenzado a ofrecer descuentos para atraer reservas de último minuto. No obstante, incluso quienes llegan lo hacen con mayor cautela en sus gastos. Comerciantes locales señalan que el gasto por visitante ha caído considerablemente, afectando ventas en gastronomía y productos típicos.

Los cruceros salvan parcialmente la temporada

Una excepción parcial a esta tendencia son los cruceros: tres embarcaciones arriban a diario a la isla, trayendo consigo miles de visitantes. Sin embargo, muchos de estos turistas permanecen solo por unas horas y su impacto económico es limitado. La tasa especial que comenzará a cobrarse a cruceristas a partir de julio no se espera que influya significativamente en las llegadas este año.

Panorama incierto

Además del temor por los sismos, la crisis del coste de la vida en Europa y EE. UU. está afectando las decisiones de viaje y el poder adquisitivo de los turistas. El futuro inmediato para Santorini parece incierto, con un descenso turístico que podría marcar un antes y un después para uno de los destinos más emblemáticos del Mediterráneo.