La Administración Trump ha suspendido la financiación de la mayoría de las colaboraciones entre investigadores médicos estadounidenses y extranjeros, una decisión que impactará a miles de científicos europeos. Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), la mayor agencia de investigación biomédica del mundo, justificaron esta medida citando preocupaciones sobre la transparencia en el uso de fondos en el extranjero y la necesidad de proteger la seguridad nacional.
Según datos oficiales, en 2023 existían 4.800 proyectos financiados por los NIH con colaboradores en Europa. Estas investigaciones abarcan desde el desarrollo de vacunas contra el VIH hasta estudios sobre genes vinculados al trastorno obsesivo-compulsivo. Con un presupuesto de más de 35.000 millones de dólares (33.600 millones de euros) asignados a instituciones principalmente estadounidenses el año pasado, muchos de estos fondos llegaban a equipos europeos a través de asociaciones con organizaciones americanas.
La nueva política elimina inmediatamente todas las subvenciones futuras, incluida la posibilidad de renovación para proyectos en curso. Aunque los NIH han anunciado que no revocarán la financiación de los proyectos activos con socios extranjeros, han dejado abierta esta posibilidad para el futuro. La agencia tiene previsto sustituir el programa actual por otro mecanismo de financiación a finales de septiembre.
Maria Yazdanbakhsh, directora del Centro de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Leiden (Países Bajos), expresó su preocupación: "Íbamos a solicitar más financiación para continuar con los interesantes resultados del proyecto", refiriéndose a su investigación para una vacuna más eficaz contra la malaria. "Nos veremos afectados en el futuro, cuando un trabajo prometedor se detenga y no siga adelante".
A partir de ahora, los investigadores europeos podrán solicitar financiación directa a los NIH, aunque estas subvenciones rara vez se conceden a científicos no estadounidenses. Este año fiscal, los NIH solo financian directamente 17 proyectos europeos, frente a los 129 del año pasado: 10 en el Reino Unido, dos en Francia, dos en los Países Bajos, y uno en Suecia, Finlandia y Austria respectivamente.
Nicola Stonehouse, viróloga de la Universidad de Leeds que estudia enterovirus con una beca de los NIH, advirtió sobre las "consecuencias de gran alcance" de esta decisión: "Es una incógnita hasta qué punto va a ser fácil que personas de fuera de Estados Unidos participen en estos proyectos en el futuro".
Por su parte, Jay Bhattacharya, director de los NIH, justificó el cambio citando una reciente auditoría del organismo de control del Gobierno que detectó problemas de supervisión en el 36% de las subcontrataciones concedidas fuera del país. Afirmó que la medida "mejorará nuestra capacidad de supervisar y gestionar eficazmente estas obligaciones financieras en apoyo de una investigación científica rigurosa".
Esta congelación de financiación extranjera se suma a otras medidas recientes de la Administración Trump para remodelar el sistema científico, incluyendo la cancelación de cientos de subvenciones y recortes de miles de millones de dólares en gastos generales para la investigación biomédica, decisiones que han sido cuestionadas judicialmente.
Yazdanbakhsh ha pedido a los responsables políticos de la Unión Europea que tomen medidas para minimizar el impacto en los científicos europeos: "Me gustaría que [la Comisión Europea] encontrara mecanismos para mitigar estos riesgos".