Al Barcelona se le acabó la racha en Borussia Dortmund y Wojciech Szczesny perdió también su primer partido como azulgrana. Cayó por 3-1, haciendo al menos bueno el 4-0 de Montjuïc y jugará por primera vez después de seis años las semifinales de la UEFA Champions League… Pero todo ello después de pasar un mal rato en Alemania, entre descuidado y descentrado.
Es justo admitir que en una temporada no todo debe ser coser y cantar. Y también es verdad que a pesar de la brillantez y solidez que le ha dado a este equipo Hansi Flick, hay noches que se tuercen, partidos que se complican sin necesidad y por sorpresa. Resulta interesante destacar que al Barcelona le supiera fatal ya el hecho de perder su primer partido del año, una muestra de la exigencia y mentalidad ganadora que ha instalado Flick.
El Barça padeció un inicio infernal, en que el Borussia, antes del gol marcado de penalti por Serhou Guirassy a los 11 minutos, ya había llegado hasta en seis ocasiones al área de Szczesny. El portero polaco derribó a Pascal Gross para que Guirassy marcara su primer gol de una noche que no olvidará.
En ocasiones se apareció el fantasma de Kaiserslautern en 1991 y aunque ninguno de los futbolistas que jugaron en Dortmund estuvo presente en aquel loco 4-0 de Anfield en mayo de 2019, en el ambiente azulgrana flotó por momentos la sensación de que podía repetirse tamaño descalabro.
Tuvo suerte el Barça de alcanzar el descanso perdiendo solo por la mínima y la tuvo también cuando, con el 2-0 a favor de los locales tras un nuevo gol de Guirassy de cabeza que dejó en evidencia a Ronald Araújo (cuya actuación fue poco menos que una calamidad), Ramy Bensebaini se remató a su propia portería un centro sin mayor peligro de Fermín López apenas cuatro minutos después.
Con el ingreso de Pedri en el segundo tiempo y el 2-1 en el marcador, dio la sensación de que el fuelle e ilusión del Borussia se había acabado… pero faltaba el hat-trick de Guirassy a falta de un cuarto de hora y la explosión, dramática, de un equipo local que peleaba contra la lógica y la historia.
El Barça lo soportó todo sin mostrar grandeza de ningún tipo. No fue, para nada, el equipo soberbio que tanto ha mostrado durante la temporada y se dejó una racha de 24 partidos sin perder.
Un toque de atención necesario
Si el presidente Laporta pidió en la previa un golpe de efecto, el golpe fue en sentido contrario… Aunque llegó a tiempo y le enseñó al equipo azulgrana que si quiere celebrar ya de entrada la Copa del Rey en Sevilla, deberá recuperar la intensidad, fortaleza y ánimo que se perdió en Dortmund.
Desde luego, si quiere ganar la Champions, esta derrota fue un toque de atención mayúsculo para un equipo que, pese a lograr la clasificación a semifinales después de seis años, deberá elevar considerablemente su nivel si pretende seguir avanzando en la máxima competición europea.