El silencio de un juez virtual selló este martes el final de tres décadas de matrimonio entre Daddy Yankee y Mireddys González, pero la paz dista de llegar. Tras firmar el divorcio en una pantalla, el reguetonero y su exesposa se sumergen ahora en una batalla que mezcla cuentas bancarias, acusaciones de desvío de $100 millones y heridas familiares que ni el ritmo de "Gasolina" logra apaciguar.
La historia, que comenzó en 1994 cuando Ramón Luis Ayala Rodríguez era un joven desconocido en Puerto Rico, se fracturó en 2023 con un anuncio discreto. Pero lo que siguió fue todo menos silencioso. Mireddys y su hermana Ayeicha enfrentan una demanda del artista por presuntamente desviar fondos de El Cartel Records y Los Cangris, imperios que convirtieron al "Jefe" en leyenda. "No es solo dinero: es la herencia de toda una vida", susurra un abogado cercano al caso, mientras documentos judiciales revelan que su hija Yamilette Ayala podría tomar las riendas financieras para "proteger el patrimonio".
En medio del fragor legal, una voz joven alzó el telón de lo privado: Jesaaelys, hija de la pareja, estalló en redes sociales. "Convirtieron nuestro dolor en circo. ¿Dónde quedó la familia?", escribió, dirigiendo un dardo a su padre. Sus palabras, virales en minutos, destaparon el costado humano de una ruptura donde los millones opacan las risas de antaño.
Mientras, en los tribunales, el verdadero "Perreo" es jurídico. Los abogados de Mireddys niegan las acusaciones, tachándolas de "estrategia para controlar la narrativa". Pero las cifras hablan: las empresas en disputa mueven desde derechos de "Despacito" hasta inversiones en bienes raíces, un rompecabezas que la próxima audiencia intentará descifrar.
El aire en Villa Carolina, residencia que compartieron, ahora huele a papeles legales. Los vecinos recuerdan a la pareja discretamente feliz, lejos de los flashes. "Ella era su roca cuando nadie sabía su nombre", murmura un viejo amigo. Hoy, esa roca es un campo minado.
¿Y el futuro? Queda repartir un imperio: estudios de grabación en Miami, propiedades en Dorado, royalties que suenan cada vez que alguien tararea "Shaky Shaky". Pero también queda una familia fragmentada, donde las cenas navideñas tendrán sabor a juicios pendientes. Daddy Yankee, próximo a retirarse de los escenarios, enfrenta ahora una última gira: la de reconstruir su legado sin la mujer que lo acompañó desde el principio.
Mientras, en San Juan, los carteles de "Big Boss" siguen brillando. Pero detrás del flow y los diamantes, hay un hombre que aprendió, demasiado tarde, que incluso los reyes del reggaetón pueden perder el ritmo cuando el corazón se rompe.