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Fallece Marianne Faithfull, ícono del 'swinging London' y musa de los Rolling Stones

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Londres despide a Marianne Faithfull, cuyo nombre quedó grabado en la mitología del rock no solo por su voz etérea y su belleza icónica, sino por una vida marcada por el vértigo de los excesos, la caída y la redención. La cantante, actriz y musa del swinging London falleció este jueves a los 78 años, en paz y rodeada de familiares, según confirmó su portavoz. Su legado, tejido entre luces y sombras, abarca desde los escándalos de los sesenta hasta su renacer como voz áspera y rebelde en los ochenta, un testimonio crudo de supervivencia.

Nacida en 1946 en Reading, Faithfull emergió en 1964 como una estrella folk con As Tears Go By, canción escrita para ella por Mick Jagger y Keith Richards. Su imagen de ángel rubio de voz cristalina la convirtió en el rostro de una generación que desafiaba la rigidez de la posguerra británica. Pero fue su romance con Jagger (1966-1970) el que la sumergió en el corazón del huracán: fiestas interminables, drogas y el arresto en 1967 durante una redada en la casa de Richards, donde la policía la encontró desnuda, envuelta en una manta de piel. Aquel incidente, y su relación tóxica con las sustancias, alimentaron la leyenda negra de los Rolling Stones, para quienes fue musa y coautora. Frases como “Ni unos caballos salvajes podrían arrastrarme”, pronunciada tras despertar de un coma por sobredosis, se inmortalizaron en Wild Horses, mientras su influencia se colaba en temas como Sister Morphine o You Can’t Always Get What You Want.

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Los setenta trajeron el desplome: tras separarse de Jagger, perdió la custodia de su hijo, vivió en las calles del Soho y su adicción a la heroína la llevó a tocar fondo. “El dueño del restaurante chino me dejaba lavar mi ropa, y el del puesto de té me regalaba tazas”, recordaría décadas después. En 1979, resurgió con Broken English, un disco donde su voz, ahora rasgada y visceral, narraba el lado oscuro de la fama. “Era mi grito de guerra”, dijo.

Admirada por artistas como Courtney Love y Sinead O’Connor, Faithfull se reinventó como símbolo feminista y sobreviviente. Publicó dos autobiografías sin filtro —Faithfull (1995) y Memorias, sueños y reflexiones (2007)—, donde defendió su vida sin arrepentimientos: “Solo lamento no haber amado más a mis padres. Lo demás fue mi camino”. Actriz versátil, brilló como Ofelia en Hamlet y en películas como Lucía y el sexo, demostrando que su arte trascendía la música.

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Marianne Faithfull no fue solo un rostro en un póster: fue una fuerza que desafió épocas, adicciones y convenciones. Su historia, escrita entre versos, escándalos y cicatrices, queda como un himno a la resiliencia. Como ella misma resumió: “Fui un espejo de los sesenta, pero también una mujer que eligió caminar sobre cristales rotos para contar su verdad”.