Salud

Síndrome de Otelo: cuando los celos dejan de ser amor y se vuelven patología

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Las preguntas constantes sobre dónde y con quién se ha estado no son muestras de amor, sino señales de control. Los celos obsesivos no fortalecen una relación: la descomponen. Cuando estos celos se vuelven una convicción infundada de infidelidad, hablamos del llamado Síndrome de Otelo.

Eva Morón, especialista en Psicología Clínica, explica que este trastorno mental —también conocido como celotipia delirante— afecta a personas que, sin pruebas reales, están convencidas de que su pareja les engaña. Estas creencias se alimentan de suposiciones erróneas, malinterpretaciones o evidencias circunstanciales.

El término proviene de la tragedia de Shakespeare Otelo, el moro de Venecia, en la que el protagonista, llevado por los celos, asesina a su esposa Desdémona. Pero fuera del teatro, los desenlaces pueden ser igualmente devastadores, aunque menos dramáticos.

¿Cómo identificarlo?

Entre las señales más evidentes están las acusaciones constantes de infidelidad sin fundamentos, la revisión compulsiva del móvil, correos o redes sociales, y una necesidad desmedida de controlar los movimientos de la pareja. Estas personas suelen experimentar una transformación en su comportamiento: pasan de la aparente normalidad a una vigilancia sofocante.

Una cuestión de salud mental

Como subraya Morón, nadie puede evitar sentir celos, pero todos somos responsables de cómo los gestionamos. En el caso del Síndrome de Otelo, los celos consumen por completo a quien los padece, afectando su calidad de vida y la de su pareja. Los síntomas incluyen ansiedad extrema, desconfianza persistente, peleas frecuentes y un deterioro significativo en la relación.

Este trastorno suele estar vinculado a problemas neurológicos o psiquiátricos. Estudios como los de la Universidad de Casablanca han relacionado su aparición con daños en el tálamo, una región cerebral clave en la gestión emocional. Por su parte, la Clínica Mayo estima que aproximadamente la mitad de los casos obedecen a causas neurológicas, un 25 % a efectos de sustancias o medicamentos, y el resto a trastornos psiquiátricos. Además, los casos en hombres son el doble que en mujeres.

Buscar ayuda es fundamental

Ya sea porque lo padeces o porque estás en una relación con alguien que muestra este tipo de comportamientos, lo importante es no normalizar el control disfrazado de amor. El acompañamiento profesional es clave para abordar esta condición y evitar que derive en daños mayores. Porque los celos no tratados no solo hieren, sino que también enferman.