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‘Not Like Us’: La polémica canción de Kendrick Lamar que acusa a Drake de pedofilia y ganó Grammys

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La 67ª edición de los Premios Grammy no solo coronó a Kendrick Lamar como el gran triunfador de la noche —con cinco gramófonos, incluidos Grabación del Año y Canción del Año por Not Like Us—, sino que también elevó al máximo la tensión en su legendaria rivalidad con Drake. La canción, un diss track incendiario cargado de acusaciones graves, desató una tormenta legal y redefinió los límites de las batallas líricas en el hip-hop.

La bomba lírica: acusaciones que resonaron en los Grammy

Not Like Us, lanzada en 2024, no es una canción cualquiera. Con una letra que mezcla ataques personales, críticas culturales y acusaciones explosivas —incluyendo insinuaciones de pedofilia contra Drake—, el tema se convirtió en un fenómeno global. La portada del sencillo, que muestra una imagen satelital de la mansión del canadiense con 13 pines rojos marcando supuestos vínculos con delincuentes sexuales, añadió gasolina al fuego.

Aunque no hay pruebas públicas que respalden las acusaciones, el impacto fue inmediato: la canción rompió récords de streaming, dominó las redes por semanas y se alzó como la más premiada en la historia de los Grammy. «Es una obra maestra del storytelling bélico», afirmó el crítico Joseph Patterson de Complex. «Kendrick no solo ganó la batalla, sino que reescribió las reglas».

De colaboradores a enemigos: crónica de una rivalidad envenenada

La relación entre Lamar y Drake comenzó en 2011 con colaboraciones como Poetic Justice, pero se agrió con los años. En 2024, el conflicto estalló: Drake lanzó Push Ups y Taylor Made Freestyle, ridiculizando el legado de Lamar. La respuesta de este último, Euphoria, fue un ataque directo a la autenticidad y vida personal de Drake, acusándolo de apropiación cultural y de explotar a artistas emergentes de Atlanta.

Pero Not Like Us llevó la guerra a otro nivel. Además de las insinuaciones de pedofilia, Lamar tachó a Drake de «colonizador» del hip-hop sureño y cuestionó su papel en la industria. «Kendrick convirtió una pelea de egos en un juicio público», analizó la revista Rolling Stone.

Drake contraataca: demandas y acusaciones de manipulación

La respuesta de Drake fue tan contundente como polémica. El rapero demandó primero a Universal Music Group (UMG) y a Spotify, alegando que inflaron artificialmente las reproducciones de Not Like Us para dañar su reputación. Aunque retiró la demanda inicial, presentó una nueva acusando a UMG de priorizar «la codicia sobre la seguridad» tras vincular la portada del sencillo con un tiroteo cerca de su mansión en Toronto.

«Esto ya no es sobre música, es sobre difamación», declaró un abogado de Drake, quien insiste en que las acusaciones de Lamar ponen en riesgo su integridad física y profesional. Sin embargo, los tribunales aún no han fallado sobre la legitimidad de los cargos.

El veredicto de la industria: Lamar consolida su legado

Mientras Drake lucha en los tribunales, Lamar celebra su dominio en los Grammy y prepara su actuación en el Super Bowl LVIII (9 de febrero), un escenario que reforzará su influencia global. Para muchos, la noche del 2 de febrero selló su posición como la voz más relevante del rap contemporáneo. «Drake sigue siendo una superestrella, pero esta derrota lo perseguirá», advirtió Patterson.

¿El fin de una era o un nuevo capítulo?

La rivalidad, lejos de apaciguarse, parece destinada a escalar. Mientras Lamar usa su plataforma para cuestionar estructuras de poder en la industria, Drake insiste en limpiar su nombre legalmente. Lo que comenzó como un intercambio de versos se ha convertido en un conflicto que trasciende la música, tocando temas como la ética artística, la manipulación mediática y los límites de la libertad creativa.

Not Like Us no es solo una canción: es un artefacto cultural que refleja las tensiones raciales, geográficas y generacionales del hip-hop. Y en un mundo donde las batallas se libran tanto en las pistas como en los tribunales, Kendrick Lamar acaba de demostrar que, por ahora, tiene la última palabra.

Mientras tanto, el hip-hop se pregunta: ¿Dónde trazar la línea entre el arte y el ataque personal? La respuesta, como la letra de Lamar, sigue siendo incómodamente ambigua.