Tras 15 días de intensa competencia, los Juegos Juan Pablo Duarte NY 2025 concluyeron con una vibrante ceremonia de clausura bajo el lema “El deporte y el arte caminan juntos para fortalecer nuestra identidad dominicana”. La velada estuvo marcada por una explosión de colores, música y cultura, con presentaciones estelares de Fernando Villalona y El Rubio del Acordeón, quienes pusieron a bailar a miles de dominicanos en Plaza Quisqueya, Inwood, Alto Manhattan.
Más de 2,300 atletas desfilaron orgullosos tras recibir sus galardones, mientras la llama olímpica se apagaba simbólicamente, dando paso al traspaso de la sede a Manhattan, el sector de Nueva York con mayor concentración de dominicanos, que acogerá la próxima edición en 2026. El acto estuvo encabezado por el ministro de Deportes y Recreación, Kelvin Cruz, quien entregó la bandera del movimiento deportivo a la Unión Deportiva Dominicana NY, presidida por Evarito Madrigal.
Cruz resaltó el éxito de estos juegos, reconociendo el esfuerzo de los organizadores en un corto tiempo de preparación. “No fue una tarea fácil, pero cumplieron un trabajo increíble. Estos han sido los juegos dominicanos más grandes de la historia en el exterior, con 21 disciplinas y un público entusiasta que llenó cada jornada”, expresó.

El evento permitió que disciplinas poco conocidas entre la diáspora, como el fubkey, despertaran interés en una comunidad tradicionalmente más ligada al béisbol, baloncesto, fútbol, sóftbol y voleibol.
En el cuadro general de puntuación, Manhattan se alzó como campeón absoluto con 214 puntos (139 en la rama masculina y 75 en la femenina). Le siguió de cerca El Bronx, con 206 puntos (134 masculinos y 72 femeninos), mientras que New Jersey dio la sorpresa alcanzando el tercer lugar con 188 puntos (110 de los hombres y 78 de las mujeres).
En las demás posiciones, Queens ocupó el cuarto lugar con 81 puntos (55 masculinos y 26 femeninos), y Brooklyn cerró el top cinco con 78 puntos (46 masculinos y 32 femeninos).
La edición 2025 de los Juegos Juan Pablo Duarte no solo quedó en la memoria por la pasión deportiva, sino también por haber fortalecido los lazos culturales de la diáspora dominicana en Nueva York, dejando sembrada la expectativa de un 2026 aún más trascendente.
