Clima

La inteligencia artificial podría reducir más emisiones de las que generan sus centros de datos

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La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha publicado este jueves un informe especial titulado 'Energía e IA' que respalda el potencial de la inteligencia artificial como herramienta contra el cambio climático, a pesar del creciente consumo energético de los centros de datos necesarios para su funcionamiento.

Beneficios potenciales superan el coste energético

Según el estudio, la adopción generalizada de las aplicaciones de IA existentes en sectores clave como el transporte, la industria y los edificios residenciales y comerciales podría generar una reducción de 1.400 millones de toneladas (Mt) de emisiones de dióxido de carbono (CO2) para 2035.

Esta cifra resulta especialmente significativa cuando se compara con la huella de carbono de la infraestructura que soporta la IA: las reducciones de emisiones serían tres veces superiores a las emisiones totales de los centros de datos en un escenario de rápido crecimiento de la IA, y cuatro veces mayores en el escenario base.

Además, la AIE destaca que estas proyecciones no incluyen los posibles descubrimientos innovadores que puedan surgir gracias a la IA en la próxima década, lo que sugiere un potencial aún mayor.

El desafío del crecimiento energético de los centros de datos

El informe no elude la preocupación sobre el creciente consumo energético asociado a la IA. Actualmente, los centros de datos representan el 0,5% de las emisiones globales por combustión, pero se encuentran entre los pocos sectores que experimentarán un aumento en sus emisiones directas e indirectas hasta 2030, junto con el transporte por carretera y la aviación.

En un escenario de rápido despliegue de la IA, estos centros mostrarían "el mayor crecimiento" de emisiones entre todos los sectores. Las proyecciones indican que sus emisiones indirectas aumentarán casi un 80% a lo largo de esta década. En el escenario base alcanzarían el 1% de las emisiones por combustión, mientras que en el escenario de rápido crecimiento se multiplicarían por 2,5 hasta representar el 1,4%.

Aplicaciones concretas para la reducción de emisiones

La AIE identifica diversas aplicaciones de IA ya existentes que están contribuyendo a la reducción de emisiones en varios sectores:

  • Petróleo y gas: Reducción de emisiones de metano mediante sistemas de detección que permiten reparaciones más tempranas
  • Generación eléctrica: Disminución de emisiones a través de mejoras en la eficiencia de plantas alimentadas por combustibles fósiles
  • Industria: Optimización de procesos de fabricación para reducir necesidades energéticas
  • Transporte: Utilización y operaciones más eficientes de vehículos
  • Edificios: Optimización del consumo energético mediante sistemas inteligentes de gestión

Condiciones necesarias para materializar los beneficios

La agencia subraya que el impacto neto de la IA en las emisiones dependerá de cómo se implementen estas aplicaciones, de los incentivos y argumentos de negocio que surjan, así como de la respuesta de los marcos regulatorios al cambiante panorama tecnológico.

"Es fundamental destacar que actualmente no existe un impulso que garantice la adopción generalizada de estas aplicaciones de IA. Por lo tanto, su impacto agregado, incluso en 2035, podría ser marginal si no se crean las condiciones propicias necesarias", advierte el informe.

Entre las barreras identificadas figuran:

  • Limitaciones de acceso a datos
  • Ausencia de infraestructura y habilidades digitales
  • Restricciones regulatorias y de seguridad
  • Obstáculos sociales o culturales

El estudio también señala el riesgo de "efectos rebote" que podrían contrarrestar los beneficios, como una posible transición del transporte público hacia vehículos autónomos individuales.

Este análisis de la AIE ofrece una visión equilibrada que reconoce tanto el potencial transformador de la IA para la acción climática como los desafíos energéticos que conlleva su implementación, subrayando la necesidad de políticas que maximicen los beneficios mientras se mitigan los impactos negativos.