Contra todo pronóstico, Superman de James Gunn ha logrado conquistar incluso a quienes durante años vieron al Hombre de Acero como un superhéroe plano y predecible. El nuevo filme de DC Studios, protagonizado por David Corenswet, representa un punto de inflexión para el icónico personaje, ofreciendo una versión más humana, vulnerable y profundamente conectada con los dilemas del mundo contemporáneo.
La historia arranca sin rodeos: Superman, magullado y ensangrentado, aterriza de emergencia en el Ártico tras ser derrotado por primera vez. La amenaza tiene nombre y rostro: Lex Luthor (Nicholas Hoult), un multimillonario cínico que manipula la opinión pública mientras lidera una campaña de desprestigio contra el superhéroe, a quien ve como una amenaza extranjera. El conflicto, además de personal, se enmarca en una crisis internacional ficticia que guarda paralelismos con conflictos reales como la invasión de Ucrania o las tensiones en Medio Oriente.
En medio del escándalo mediático, Superman enfrenta también un proceso de crisis interna: una relación compleja con Lois Lane (Rachel Brosnahan), la revelación de verdades ocultas sobre sus padres y la presión de ser símbolo en una sociedad cada vez más polarizada.
Un giro emocional y político para el icónico héroe
James Gunn renuncia a contar una nueva historia de origen y opta por un enfoque narrativo directo, en el que el superhéroe ya está en plena actividad. Esta decisión permite al director concentrarse en el desarrollo emocional de los personajes y en temas como la xenofobia, la cultura de la cancelación y el papel de los medios en la construcción de enemigos públicos. Todo ello sin abandonar el tono dinámico, colorido y ocasionalmente irreverente que Gunn domina a la perfección.
El resultado es una película que combina acción, crítica social y humor, con guiños a la estética de los cómics clásicos, pero también con una carga de actualidad poco común en el cine de superhéroes reciente.
Krypto, metahumanos y un elenco coral con potencial
Además del protagonista, destacan las apariciones de metahumanos como Mister Terrific (Edi Gathegi) y Linterna Verde (Nathan Fillion), quienes aportan variedad al universo que Gunn y Peter Safran buscan construir. Aunque personajes como Hawkgirl (Isabela Merced) quedan algo desdibujados, el balance general es positivo y augura buenas bases para futuras entregas.
Un punto alto inesperado lo ofrece Krypto, el perro superpoderoso de Superman, que logra conectar con el público sin desentonar con el tono del filme.
Una nueva era para DC Studios
Con Superman, James Gunn entrega una película imperfecta, pero genuinamente entrañable, que se distancia del enfoque sombrío del llamado “Snyderverso” y recupera algo esencial: el espíritu esperanzador del personaje. Es un filme que, sin dejar de ser entretenimiento masivo, se permite hablar de identidad, justicia y compasión.
Más que una simple reinvención, Superman es un recordatorio de por qué el personaje sigue siendo relevante: porque, en palabras de su director, “la bondad es punk rock”.
La película ya está disponible en cines.
