Una nueva investigación científica publicada en la revista Heart en abril de 2025 revela una conexión significativa entre las enfermedades ginecológicas benignas y un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. El extenso metaanálisis, que examinó datos de más de tres millones de mujeres a través de 28 estudios, encontró que tener al menos una condición ginecológica aumenta un 28% el riesgo de sufrir problemas cardíacos o cerebrovasculares.
Perfiles de mayor riesgo: endometriosis y síndrome de ovario poliquístico
Las mujeres con antecedentes de endometriosis o síndrome de ovario poliquístico (SOP) mostraron el mayor incremento en el riesgo cardiovascular. La endometriosis, caracterizada por tejido uterino que crece fuera del útero, provoca inflamación crónica que podría dañar el sistema vascular. Por su parte, el SOP genera alteraciones hormonales y metabólicas que frecuentemente derivan en resistencia a la insulina y obesidad, factores de riesgo establecidos para enfermedades cardíacas.
Estos hallazgos sugieren que dichas condiciones podrían acelerar el daño vascular en etapas tempranas de la vida, lo que subraya la necesidad de un enfoque médico multidisciplinario.
Menstruaciones irregulares: señales de alerta ignoradas
El estudio también reveló que las mujeres con menstruaciones muy abundantes o ciclos menstruales irregulares presentaban un riesgo significativamente mayor de enfermedad isquémica del corazón (41%) y enfermedades cerebrovasculares (33%) en comparación con mujeres sin estas condiciones.
Estas manifestaciones, a menudo consideradas simples molestias menstruales, podrían reflejar alteraciones hormonales y del sistema inmunitario con impacto en la salud cardiovascular a largo plazo. Los investigadores sugieren que las irregularidades menstruales podrían servir como primera señal de alarma para una evaluación cardiovascular temprana.
Mecanismos biológicos compartidos
Los investigadores identificaron varios mecanismos fisiopatológicos que podrían explicar este vínculo, incluyendo:
- Inflamación sistémica persistente
- Alteraciones hormonales, especialmente del estrógeno
- Síndromes metabólicos asociados
- Disfunción del endotelio vascular
- Alteraciones en la coagulación sanguínea
El estrógeno, que normalmente tiene un papel protector en la salud cardiovascular, puede tener el efecto contrario cuando está desregulado, como ocurre en el SOP, donde existe un exceso relativo de andrógenos y resistencia a la insulina.
Limitaciones y recomendaciones clínicas
Los investigadores advierten que más de la mitad de los estudios incluidos presentaba un alto riesgo de sesgo, principalmente por no haber ajustado adecuadamente factores como la dieta, el ejercicio, la herencia genética o el acceso a la atención sanitaria. Sin embargo, la consistencia de los resultados justifica un cambio en el enfoque clínico.
Para los profesionales de la salud, se recomienda:
- Considerar la salud cardiovascular como parte del seguimiento rutinario en mujeres con enfermedades ginecológicas
- Realizar evaluaciones periódicas de presión arterial, perfil lipídico, función renal y glucosa en sangre
- Fomentar estrategias preventivas como alimentación cardiosaludable y actividad física regular
Para las pacientes, el mensaje es claro: una afección ginecológica también puede ser una oportunidad para prevenir enfermedades cardiovasculares mediante acciones tempranas que podrían marcar una diferencia significativa a largo plazo.
Estos hallazgos refuerzan la necesidad de una visión más integrada de la medicina femenina, reconociendo que la salud ginecológica no solo influye en la fertilidad o el bienestar menstrual, sino también en la longevidad y calidad de vida cardiovascular de las mujeres.